Cádiz

Retrato a tres bandas

  • José María González debe dar respuesta a un sentimiento de cambio en parte de la sociedad Teófila será una dura líder de la oposición, mientras siga en Cádiz, pendiente de la renovación del PP

Digo yo que ayer comprendería José María González el estado de nerviosismo que pasarán sus futuros alumnos cuando les ponga un examen que les salve la asignatura a punto de las vacaciones. Un estado de nerviosismo que, sin duda, acompañó al candidato a la Alcaldía en el trayecto entre su casa en La Viña y San Juan de Dios, un recorrido directo a la historia que, por una vez, él no contará como profesor de esta asignatura al ser protagonista de la misma.

González llegaba a San Juan de Dios con el apoyo directo de los 18.000 votos obtenidos en las elecciones del pasado 24 de mayo y con el peso de la necesidad, la obligación, de trasladar a los restantes 90.000 gaditanos que apoyaron otras opciones, incluida la de la abstención, que él también iba a ser su alcalde. Por eso, esas primeras palabras, recién prometido su cargo como alcalde, tras su acatamiento a la Constitución y al Rey, eran tan trascendentales.

Porque José María González no tenía la urgente necesidad de hablar a los suyos, de explicarles qué va a hacer a partir del lunes en San Juan de Dios. Eso ellos ya lo saben, o lo suponen. Para el alcalde José María González lo urgente era trasladar a los demás, a esos 90.000 gaditanos, que llegaba para trabajar en serio y en favor del progreso de todos. Que no era un demonio procedente de la izquierda más extrema.

Fue, finalmente, un buen discurso. El mejor de los escuchados ayer en San Juan de Dios. Se alejó de cualquier extremismo aunque dejó claro lo que ellos quieren hacer por la ciudad en los próximos cuatro años. Con claridad, sin estridencias. Supo el ya alcalde responder a las quejas de días pasados al dejar a un lado a quienes no votaron a su candidatura. Dijo, y repitió, que era ya el alcalde de todos. Y dejó claro, sobre todo para los propios, que el Ayuntamiento tiene las manos atadas para muchas cuestiones, especialmente la de la creación de empleo, además de la propia situación financiera, muy delicada, del municipio. Destaquemos cuatro proyectos prioritarios: la urgente atención a los más necesitados; la elaboración de un nuevo PGOU, cuando el actual apenas tiene tres años; la redacción de un Plan de Vivienda, cuando hay ya un borrador en Procasa; y la confección de un Plan de Movilidad, también con uno en funcionamiento desde hace unos meses. Se busca así poner el sello de Podemos al modelo de ciudad de los próximos años.

José María González llega a la Alcaldía de Cádiz aupado por una marea de esperanza impulsada por muchos gaditanos. Muchos, incluso, que ni les han votado pero que forman parte del colectivo que consideran que la ciudad necesitaba una renovación. En el otro lado, y en una sociedad que se ha divido en dos tras los resultados electorales, están quienes han visto con temor su llegada al frente del Ayuntamiento.

A unos y a otros el nuevo regidor le dio una respuesta. Ayer lo intentó en su discurso de investidura, nada estridente ni en el tono ni en el contenido. Le queda por delante un papel extremadamente complicado porque debe saber ya que quienes le han apoyado no tardarán en reclamarle vivienda o empleo. Ayer como aviso ya había una pancarta en contra de los desahucios. Entre los cientos de personas que ayer festejaron su victoria había un grupo muy, muy nutrido que no dudó en insultar a la alcaldesa saliente, Teófila Martínez, ofreciendo la imagen más vergonzosa de una ciudad que se dice liberal. Mucho tendrían que aprender de Fermín Salvochea, tantas veces citado por González. Pero que vaya asumiendo el alcalde que los mismos que ayer le vitorearon no tardarán, si las cosas no se solucionan, en reclamar su cabeza.

Lo cierto es que ayer quien más tranquila debía estar de toda la sesión era Teófila Martínez. La ya ex alcaldesa llevaba días despidiéndose de sus más directos colaboradores y de los funcionarios. Y todos coincidían en su serenidad. Serenidad, cargada de soterrado enfado, que ayer demostró durante su discurso: recordó que el PP había ganado las elecciones y defendió su gestión. Frente a otras alcaldesas del PP que han optado por dimitir de sus cargos antes de pasar a la oposición, Teófila Martínez se puso al frente de los suyos. Y como no tiene nada que ocultar, ni ha cometido un delito, ni ha robado de las arcas municipales, no dudó en entrar y salir por la puerta principal del Ayuntamiento, a pesar de los insultos que salían de las bocas de unos cuantos.

Martínez se comprometió a estar en su puesto este 13 de junio, y así ha sido. Y está dispuesta a dirigir a la oposición popular en estos próximos cuatro años, salvo que el PP la llame para otros proyectos nacionales, como ya se rumorea. Pues que tenga cuidado Podemos, pues ella será una dura jefa de la oposición porque tiene la ciudad en la cabeza.

No obstante, el Partido Popular deberá compatibilizar su vuelta a los escaños de la oposición, que no pisaban desde 1995, con la renovación interna, aplazada debido a la crisis económica y a la necesidad de centrarse en la gestión de la ciudad. Una renovación esencial, puede que más en las formas que en determinadas caras, si se quiere recuperar el poder en el 2019. No olvidemos que en ese año Teófila Martínez tendrá los mismos años con los que Manuel Carmena ha accedido a la Alcaldía de Madrid entre vítores de los colectivos más jóvenes de la ciudad.

El tercer retrato es un retrato triste, el de Fran González que ayer, junto a los suyos, pasó por el trago de apoyar a Podemos. El dirigente socialista ha pasado por días muy complicados, incluidas amenazas por si se le ocurría votar a sí mismo y mantener a Teófila en la Alcaldía, pero se anuncian jornadas aún más complicadas pues en el PSOE gaditanos ya le están esperando con la navajas abiertas,

Si aguanta, tendrá que hilar fino su labor en el Ayuntamiento. Si ha apoyado a José María González lo lógico es que ahora presione a la Junta para que la administración regional impulse proyectos en favor de la ciudad, especialmente en materia de vivienda. Sería un contrasentido que el PSOE se convirtiese en oposición.

Lo que es cierto es que, pase una cosa u otra, el futuro del PSOE en Cádiz es cada vez más incierto, sobre todo si Podemos aguanta bien estos años de gobierno, lo que podría ser la tumba del socialismo.

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