Cádiz

Moncho Pérez, el abogado del diálogo

  • Llevó su compromiso cristiano a la política.

POSIBLEMENTE, José Ramón Pérez Díaz-Alersi representa a un Cádiz diferente. Un Cádiz heredero de la burguesía liberal, dialogante, de mano tendida, dispuesto a buscar el bien común y el entendimiento, sin renunciar a sus principios, que en su caso son de firmes convicciones cristianas. Moncho Pérez, como es conocido, fue la cara visible de la Democracia Cristiana en Cádiz desde los últimos años del franquismo y en los albores de la democracia. Y hoy se mantiene fiel a sí mismo.

Esta es la historia de un niño beduino de Puerta Tierra, con pedigrí montañés y filipino, que es como un cruce del Cádiz antiguo y colonial. José Ramón Pérez Díaz- Alersi (Cádiz, 1935) nació en el Pópulo (encima del local de Pérez y Cía, suministros de buques y alimentación) y fue bautizado en Santa Cruz. Pero apenas con un año, ya vivía en un chalé de Vista Hermosa. En su infancia, donde está el Hospital Puerta del Mar, había una gran huerta y enfrente el antiguo restaurante Vista Hermosa. A Cádiz sólo se desplazaba para ir al médico, al cine o a que le compraran unos zapatos.

Su abuelo ya había nacido en Cádiz, aunque la familia era de origen montañés, concretamente de Ruiloba. Por otro lado, su abuelo había emigrado a Filipinas, y en Manila nació su madre.

Estudió en San Felipe Neri de Extramuros. Fue uno de los primeros alumnos del primer grupo del colegio marianista de Puerta Tierra. Allí tuvo algunos profesores legendarios, como doña Concha, o el marianista Cubillo, que tiene una calle dedicada.

Desde el ejemplo de su padre, José Antonio Pérez Díez-Velasco, forma parte José Ramón de una dinastía de abogados de prestigio en Cádiz. Su padre tuvo el primer despacho en el edificio El Pópulo (Pelota, 15), de donde pasaron a Topete, 8, lugar en el que estuvo durante 50 años. Con su padre se formaron reconocidos abogados gaditanos, y Moncho empezó a asumir responsabilidad. Después se quedó como titular y pasó al Bufete Canalejas (en el edificio de la Trasmediterránea) donde han trabajado dos de sus hijos: Marta, que actualmente vive en Madrid, y Juan Manuel, que es concejal de Ciudadanos, y que tras la jubilación de su padre sigue en el despacho, junto a Blanca Moreno, Rafael Cózar y otros abogados.

Estudió Derecho en la Facultad de Granada. Allí le surgió una oferta, planteada por Juan Antonio Samaranch, para jugar en el equipo nacional de hockey sobre patines, aunque le pusieron la condición de irse a estudiar a Barcelona y su madre se lo prohibió. Moncho ha sido siempre un buen deportista. Entonces jugaba a hockey en el Patín Club La Laguna, un equipo gaditano que junto a otro de Madrid eran los únicos no catalanes en Primera División.

Fue muy aficionado al tenis, aunque ahora juega al pádel. Como tenista, llegó a la semifinal del campeonato de Andalucía de dobles mixto con su madre de pareja. Varias veces disputó partidos al ex ministro Manuel Clavero. En Cádiz era habitual del Tenis Club, del que llegó a ser vicepresidente con Federico Sahagún. Allí jugaba con Pepe Herrero, Kiriki García de Movellán, Mon del Río y otros históricos. Entre sus aficiones, ocupan un lugar destacado los deportes marítimos. Fue presidente del Club Náutico durante 10 años, y aún tiene un barco para navegar.

La vida política de Moncho Pérez está ligada a la Democracia Cristiana, de la que fue uno de los pioneros en los últimos años del franquismo y la Transición. Desde muy joven estuvo vinculado a Acción Católica. Fue miembro del grupo Drago en Cádiz, que integraba a democristianos, socialistas y liberales. En la milicia universitaria le ocurrieron dos hechos importantes: estuvo a punto de ir a la guerra de Ifni (de lo que se salvó a última hora) y conoció a José María Gil-Robles Gil-Delgado, hijo del histórico dirigente, que puso en marcha uno de los partidos demócratas cristianos.

A las primeras elecciones de 1977 se presentó José Ramón Pérez como número uno por Cádiz. No sacaron nada, ya que no pasaron del 2%. Moncho asistió a cursos de la DCI italiana y la CDU alemana. Presentó en una charla a Aldo Moro y acudió a actos de campaña de Helmuth Kohl. Tras aquel primer fracaso, la Democracia Cristiana se integró en UCD, que entonces tenía en Cádiz a dirigentes como Pedro Valdecantos, Carmen Pinedo y Antonio Morillo, con el ministro Juan Antonio García Díez, que para los centristas fue el artífice de a eliminación del peaje del puente. José Ramón Pérez conserva, enmarcado, el último ticket, por importe de 55 pesetas, emitido el 1 de mayo de 1982. Tras pagar ellos, se dio la orden de levantar la barrera.

En 1979, se presentó a las primeras elecciones municipales de Cádiz con UCD. Iba como número dos, tras Valdecantos. Durante cuatro años, Pérez fue el portavoz de UCD en el Ayuntamiento y también en la Diputación de Cádiz, ya que Valdecantos se fue a Sevilla como consejero de Agricultura. De aquellos años recuerda la cercanía entre políticos de diferentes partidos. La situación económica municipal era pésima.

Su experiencia política duró cuatro años. Le tocó liquidar la UCD en Cádiz, porque los dirigentes históricos se habían ido. Después no ha militado en ninguna fuerza política. Ni antes en el PP, ni ahora en Ciudadanos, a pesar de que su hijo Juan Manuel es portavoz municipal y él ha asistido a algunas reuniones.

Moncho Pérez puede presumir de no haber vivido nunca de la política, porque mantenía su actividad profesional. Ha sido abogado, pero también empresario, como gerente de la empresa de González de Peredo y su labor como representante garantizado de Tabacalera, que le llevó a ser delegado provincial de Altadis. Antes fue secretario de Minas Norteafricanas y después presidente de Ono en Andalucía. Ha estado presente en la Cámara de Comercio y en la Zona Franca. Pero lo que más se recuerda de él es su gestión como presidente del Puerto de Cádiz.

Le llamó Teófila Martínez, a las 12 de la noche, para proponérselo. Fue nombrado presidente del Puerto por el ministro Arias Salgado. Debía estar seis meses, hasta que las competencias pasaran a la Junta de Andalucía, pero el periodo se prolongó hasta un año y medio. Realizó una labor eficaz para la modernización portuaria, que incluyó viajes a diversas ciudades, entre ellas Miami, para captar los primeros cruceros, cuando era un mercado incipiente.

Su relación con la anterior alcaldesa se deterioró desde que Pérez fue uno de los líderes del grupo que evitó el derribo de la Aduana. Algunos piensan que Teófila no se lo perdonó. Pero lo que le dolió a él es que no le concediera la palabra en un pleno municipal, en el que José Ramón fue ostensiblemente ninguneado. Después esa relación ha mejorado. Incluso se la encontró, junto a su marido, Santiago Cobo, en Comillas (Cantabria) y estuvieron bromeando.

Está casado con Marta Dorao y es padre de seis hijos (tres hombres y tres mujeres). En los últimos años forma parte de lo que se conoce como sociedad civil gaditana. Es vicepresidente del Ateneo, que le concedió el Drago de Oro en 2011. Y, por encima de todo, es un demócrata abierto y un cristiano consecuente. Es aquel Moncho beduino, deportista, sensato y cabal, que sólo pertenece a una saga: la de los Pérez, seguramente una forma de ser gaditano, sin necesidad de ser gadita.

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