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Patrimonio municipal

Lío en el Casino Gaditano

  • El error en el corte de luz es el último capítulo de la lista de problemas que se le acumula al edificio

Fachada del Casino Gaditano con mallas de protección en los balcones.

Fachada del Casino Gaditano con mallas de protección en los balcones. / Jesús Marín

El Centro de Negocios del Casino Gaditano tiene luz desde la mañana de este miércoles pero sigue en la penumbra en lo que se refiere al futuro. Desde que en el mes de noviembre del pasado año se puso fin al convenio entre el Ayuntamiento y la Zona Franca por el que esta última se encargaba de la gestión del espacio, la situación ha ido a peor afectando a todas las patas que forman parte de este edificio municipal, ya que unos con otros están relacionados entre sí.

El Ayuntamiento de Cádiz ha avanzado ya en muchas ocasiones que se está estudiando detenidamente el futuro y el uso que debe tener todo el edificio del Casino Gaditano, pero hasta ahora todo ha quedado en anuncio y, de momento, en ninguna realidad.

Técnicos de Eléctrica han estado en el Casino arreglando el desaguisado que se había creado el día anterior cuando fuentes municipales aseguraron que la empresa que se dedica a hacer los cortes se había equivocado y había cortado la luz al espacio que no era, en este caso, al centro de negocios. De hecho, la interrupción del suministro iba dirigida a otro contador, al de la entidad social, es decir, al Casino Gaditano.

Esta institución que tiene más de 175 años de historia está pasando por unos momentos económicos muy delicados. Esto se pudo corroborar perfectamente en la carta que envió el propio presidente del Casino Gaditano, Miguel Nuche, a sus socios, en los que venía a alertar de una merma muy importante de ingresos que habían tenido por muchos motivos y que había llevado a que incluso los empleados estuvieran inmersos en un ERTE que impedía que se pudiera abrir la sede social.

Estas dificultades económicas no son nuevas sino que ya vienen cuando el propio Ayuntamiento de Cádiz en 2009, en tiempos de Teófila Martínez, firmó un acuerdo con esta entidad social por la que el municipio se hacía con la propiedad del edificio y de todos sus bienes, como la biblioteca, por 800.000 euros y también le cedía el uso de una serie de dependencias del inmueble en la planta baja para su actividad social. Aquel acuerdo fue polémico pero, entre otras cosas, vino a salvar a una entidad que se encontraba ahogada desde el punto de vista económico ya que canceló gracias a ello varios préstamos bancarios a los que había que hacer frente.

Poco después llegó la Zona Franca de Cádiz, también con otro popular al frente, en este caso Jorge Ramos, que decidió implantar un centro de negocios en la segunda planta, para lo que hizo obras para adecuarlo a este centro para empresas. Para ello firmó un acuerdo con el Ayuntamiento, que es el propietario del edificio, pero hizo otro con el propio Casino.

Y esto es clave para lo que se está viviendo estos días. La Zona Franca pagó desde ese momento todos los meses al Casino una cantidad que se suponía que era por los gastos comunes como la luz, el agua, la limpieza y otros menesteres. Ese dinero también ayudaba al mantenimiento del propio Casino, que dejó de percibir esta cantidad cuando se dio por finalizado el convenio entre Ayuntamiento y Zona Franca para el Centro de Negocios.

Esto se extinguió por propia voluntad del equipo de Gobierno, ya que la Zona Franca quería renovar el convenio. De hecho, meses antes ya hubo intento de sacar de allí el centro de negocios cuando se estuvieron incluso haciendo mediciones por parte de los técnicos municipales para llevar allí alguna de las entidades a las que había que trasladar del Centro Reina Sofía al pasar a manos del rectorado.

Otra de las patas de los ingresos externos del Casino era la explotación de la zona de restauración que también se ha visto dificultada por la llegada de la pandemia y el cierre al que se vio obligado el restaurante y a las restricciones que se han producido en los últimos tiempos desde que se impuso el toque de queda.

Si la situación del Casino Gaditano es precaria, la del edificio es aún peor. Simplemente viendo el inmueble desde el exterior ya se ven mallas de protección en las balconadas para evitar la caída de cascotes a la vía pública. En el interior la situación del edificio no es mucho mejor y hay desconchones, termitas en las vigas de madera e, incluso, una zona precintada y apuntalada por los bomberos. El ascensor está inoperativo desde hace meses y el aire acondicionado pasó a mejor vida también hace tiempo.

Este mantenimiento le corresponde al Ayuntamiento desde el mismo momento en el que recibió la cesión, pero en el último año ha sufrido un mayor deterioro.

Los usuarios del centro de negocios empiezan a estar hartos porque se sienten olvidados y que se encuentren en precario en la segunda planta desde que el ayuntamiento pasó a ser el titular directo del espacio. La Asociación Pozo de la Jara que los agrupa ha llegado incluso a hablar de que se le está aplicando los métodos de los famosos asustaviejas, es decir, abandonarlos a su suerte hasta hartarlos. Por lo pronto, de una ocupación en la práctica del cien por cien se redujo bastante porque muchos empresarios o pequeños emprendedores no querían vivir con la incertidumbre del futuro.

Este colectivo presentó hace tiempo un modelo de gestión del centro de negocios pero ni siquiera ha obtenido respuesta por parte del Ayuntamiento. Este sigue insistiendo en que está buscando la fórmula más adecuada y hasta el Casino, que en otros momentos se mostró hostil, ahora se muestra más abierto a la firma de un nuevo convenio que le permita sobrevivir. En el recuerdo reciente está el cambio de cerradura por parte del Ayuntamiento para que se pudiera abrir de nuevo el edificio ante la negativa que estaban encontrando en la entidad y las amenazas incluso de presentar una denuncia.

Por su parte, los usuarios del centro de negocios están dispuestos a llegar a las últimas consecuencias legales porque entienden que hay un acuerdo plenario que respalda que debe permanecer allí.Hasta ahora el movimiento público que ha hecho el Ayuntamiento, además del cambio de cerradura, ha sido la de pasar el edificio al completo a la Delegación Municipal de Cultura para darle un mayor uso en este terreno, aunque el centro de negocios sigue dependiendo del IFEF.

El Ayuntamiento ha tenido claro desde un principio que quería cambiar el modelo y tener un mayor protagonismo en la gestión de este edificio que es municipal y en el que tenía muy poco que decir hasta hace bien poco tiempo pero la realidad es que no han sabido cristalizarlo en un proyecto concreto con el problema de que los días pasan y el Casino está cada vez en peores condiciones.

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