Historia y familia

La finca que hoy recorremos refleja la historia familiar de la casa en la decoración utilizada en los diferentes espacios de la vivienda. La casa llamada ‘El Barrosillo’ se ubica en la carretera del Calvario entre Jerez y Trebujena y lleva siendo propiedad de la misma familia desde hace 200 años. La familia Mateos Atalaya ha adaptado las diferentes estancias al momento actual, pero nunca sin perder esa atmósfera familiar que siempre la caracterizó.

En la entrada a la finca, un paisaje de cipreses conduce al cerro donde se encuentra la entrada al antiguo almijar que conduce al patio de la casa de arcos con columnas de piedras y suelo de ladrillos. En esta planta baja se encontraban antiguamente los graneros y almacenes de la vivienda. Ha sido restaurada sin perder sus elementos originales y adaptada como una zona de celebraciones de eventos.

El patio de la casa lo presiden dos brocales de mármol de Carrara. Entre los elementos decorativos que se ubican en el patio se encuentra un antiguo guadarnés que ha sido restaurado y alberga en su interior diferentes objetos decorativos como damajuanas y herramientas antiguas de bodega. Una de sus esquinas l ocupa una antigua bomba de agua. El patio hace un guiño a Jerez con un mosaico de cerámica de la Virgen de la Merced.

Los espacios de la planta baja que conducen a la zona de celebraciones los decoran una gran variedad de muebles españoles – sillas, mesas y arcones– junto con diferentes piezas de cobre. También en esta planta se ubica la capilla, presidida por la Virgen del Pilar y una gran lámpara de cristal de La Granja. En una de sus paredes cuelga una pintura que representa la Sagrada familia, procedente de la antigua capilla de la casa. Una de sus hornacinas se reserva para una imagen de San Isidro Labrador. La zona restante de la planta baja destinada a celebraciones conserva las vigas de ladrillos por tablas y sus arcos, ornamentando sus paredes con algunos paneles de cerámicas antiguos de la firma Santa Ana junto con piezas de cobre y hierro.

Una escalera de piedra y barro comunica con la planta principal. En ella se encuentra un rellano de escalera que lo decoran diferentes piezas de cerámicas de Fajalauza.

La galería, de la planta principal destaca por sus dimensiones, creando a través de su mobiliario y sus objetos decorativos diferentes ambientes. En esta planta se encuentran los salones, dormitorios, baños, cocina y zona de servicio.

El salón principal de la casa lo preside un tresillo en terciopelo rojo junto a una mesa velador. Entre los muebles que se distribuyen en esta estancia se encuentra un estrado isabelino tapizado en damasco, junto a cómodas, consolas y un piano. En uno de sus laterales se ubica un espejo de pie de nogal de mediado del siglo XIX que aumenta la visión de la habitación. Entre sus pinturas, junto a cuadros de la Escuela Sevillana, cuelgan también varias obras del pintor jerezano Ramón Alcázar. A todo lo descrito lo acompañan diferentes objetos decorativos de cristal, porcelana y plata del siglo XIX.

El comedor es una de las estancias mas vividas y frecuentadas en la casa. Una mesa decimonónica de gran tamaño de pino junto a un grupo de sillas de madera y rejillas se ubica en el centro de la habitación. A ellas las acompaña un trinchero de roble del siglo XVIII en el que se apoya una pareja de candelabros estilo imperios. En el otro lateral de la habitación se encuentra una gran vitrina con un torno en el centro que comunicaba con la antigua cocina. Otro gran mueble vitrina que alberga cristalería y vajilla ocupa otro de los laterales del comedor.

La cocina, en su restauración, ha conservado sus elementos originales como sus encimeras de mármol y fogones de carbón o sus azulejos. También los baños, con sus suelos hidráulicos y azulejos blancos, como sus dormitorios, con su mobiliario y objetos decorativos, han perdurado en el tiempo.