La de 2020 será una Feria del Libro distinta por fecha y emplazamiento. Ante la incertidumbre sobre su posible celebración, desde el Ayuntamiento se ha querido apostar porque el libro tenga, al menos, su momento de celebración en este año: la Feria del Libro, declaraba la concejala de Cultura en Cádiz, Lola Cazalilla, es un evento que “no debe perderse sino reinventarse”. Máxime con una programación que estaba cerrada casi al 75% cuando en marzo se decretó el Estado de Alarma. Tanto las medidas de aforo y seguridad como la incertidumbre a la hora de sostener una parrilla de autores han hecho aparcar el espacio del Baluarte de Candelaria como escenario hasta una próxima edición, comenta el coordinador del encuentro, Juan José Sandoval. En su lugar, se programarán actos puntuales en el ECCO y se contará con la participación de las librerías como espacios de encuentro y firmas con autores. Será un formato “mixto”, en que se tirará, por supuesto, de virtualidad, tanto en posibles presentaciones como en otras iniciativas, como recomendaciones a cargo de libreros.
Entre los libreros, la propuesta encuentra disparidad de opiniones. Hay quienes creen que la Feria del Libro como tal deber ser un punto de encuentro diferente, aunque iniciativas así sean, por supuesto, bienvenidas durante todo el año. “Quizá mi pero sea más bien semántico, que yo no lo llamaría Feria del Libro –dice Manuel, de La Ratonera–. Al fin y al cabo, se pierde una parte importante de la Feria que es el encuentro entre los diferentes componentes del libro, libreros, autores, editores, lectores... Pero también estamos viviendo una época diferente, incierta, que anima a los formatos nuevos y a algo distinto”. Desde Librería Jaime apuntan que la cuestión de la nominalidad puede ser útil a la hora de manejar descuentos: “Algo que todavía no es seguro”.
En Paraíso, por ejemplo, opinan que el “formato es el adecuado para los tiempos que estamos viviendo”. Una propuesta que, además, “incentiva el papel de la librería física como referente”.
“A mí, personalmente, no me convence. Trasladar el Día del Libro a julio, por ejemplo, no funcionó –indica Pepe Jaime–. No sé qué va a pasar en octubre, claro. Sí que pienso que si una feria normal nos venía muy justa a nivel de rentabilidad, algo fuera de fecha en un formato distinto... No sé si el público va a responder. Yo dejaría pasar este año en blanco”.
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