Caminando sobre los pies de la eternidad

caminantes Pasear por la playa es una de las actividades más saludables

Un paseo por la playa con la marea baja refuerza las energías de personas con problemas de hinchazón en las piernas

Numerosas personas caminando sobre la arena con la marea baja.
Numerosas personas caminando sobre la arena con la marea baja.
Manuel Galvín Serrano / Cádiz

13 de septiembre 2011 - 01:00

Transeúntes vagan por calles, playas y plazas en busca de felicidad, salud y bienestar. Los elementos prometidos al finalizar el tránsito del sendero, la razón para caminar sin descanso hacia ninguna parte. No consta fehacientemente una tierra prometida pero si hay algo que se le asemeje es la lucha constante por la vitalidad como anhelo de los mortales. Los días amanecen y anochecen atestados de caminantes, simples amantes de sentir con los cinco sentidos las virtudes de los caminos, mayores que avanzan renqueantes de salud y por necesidad andan sobre la suave arena.

María Luisa, es una de aquellas personas que escogen la perfecta conjunción entre mar y arena para amortiguar el cansancio de transitar a lo largo de los tiempos. "Caminar entre aguas es una maravilla", aseguraba con fascinación esta mujer amante del entorno marítimo. Unos andares que recargan la vida según afirma esta profesora de un instituto de Sevilla. La ciudad acoge a centenares de vidas deambulantes que acuden a la playa en busca de refortalecer unas maltrechas piernas que con los años van reclamando un descanso. "Lo ideal es venir cuando la marea está baja, se está más tranquilo".

Existen vidas anónimas que comparten idénticas inquietudes, parejas ambiciones. Natural de Cádiz pero a imagen y semejanza que la visitante sevillana, Juan encuentra en la playa de La Victoria el remedio perfecto para rebajar dolores y combatir el mal del colesterol. Con dos horas diarias le basta a este gaditano para "renovar fuerzas". Los médicos en variadas ocasiones recomiendan a sus pacientes estos revitalizantes paseos, pero no siempre son órdenes médicas sino que forma parte del recetario ciudadano. El Paseo Marítimo y la Bahía participan en el amplio abanico de posibilidades utilizado por los viajantes cotidianos de la ciudad. Al caer la tarde y con la 'tregua' de calor que ofrece el verano cada noche son muchas las personas que pasean por estos lugares para rebajar tensiones.

Los expertos aseguran que caminar es conveniente para la salud de cualquier persona, aunque posar las plantas de los pies por la suave arenisca es lo más reconfortante para el bienestar físico. Una de las razones científicas atribuyen a los elementos minerales de las playas las virtudes de pasear por tal entorno ya que facilita la circulación sanguínea. Esto permite que el nivel de hinchazón de los pies maltrechos reduzca, al mejorar el flujo de sangre por las venas. Sustancias químicas proporcionadas por el agua salada del mar, como el yodo. Tales elementos ayudan a la tonificación de los músculos y a una piel hidratada. Los médicos recomiendan a efectuar el paseo a unas horas donde el sol no lance con violencia sus tórridos rayos.

Sin embargo, no todos tienen el físico dañado, los senderos también existen para las almas heridas que la paz interior hallan en la belleza de su entorno. Las angustias y dolores del hombre los mata el desahogo y la reflexión. El ocaso del sol enmarcan un momento propicio para el caminante melancólico, aquel que necesita reencontrarse a sí mismo para recuperar las ganas de anhelar. Sobre sus pies mil batallas pesan como plomo en los zapatos, solo la simbiosis entre la brisa marina y los radiantes rayos del sol, decrépitos al finalizar el día, le abofetean para despertar del letargo. La realidad es que para saber hacia donde dirigir los pasos se necesita sentir el olvido en mitad de la nada, colisionar de bruces contra la negra soledad. Y así, una vez encontrado el sendero viajar sobre los pies de la eternidad.

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