El polvo en la Cabezuela, bajo control a pesar del gran tráfico que soporta

Las últimas mediciones remitidas a Medio Ambiente por parte de la Autoridad Portuaria "ponen de manifiesto el cumplimiento de los valores límite"

Los encargados de manipular los graneles extreman el cuidado para evitar que se levanten las molestas nubes que molestan al vecindario.
Los encargados de manipular los graneles extreman el cuidado para evitar que se levanten las molestas nubes que molestan al vecindario.
Joaquín Benítez / Cádiz

21 de enero 2011 - 01:00

La Delegación provincial de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía confirma que el notable aumento del tráfico de graneles en el muelle de la Cabezuela que se ha vivido a lo largo de esta semana no se ha traducido en la extralimitación de los niveles de emisión de partículas permitidos. Y lo deducen, con el resultado de las mediciones periódicas realizadas hasta la fecha en la mano.

El control de estas emisiones no canalizadas se ha conseguido, sobre todo, gracias a una serie de cambios de hábitos por parte de los estibadores. Detalles aparentemente tan insignificantes como el hecho de no descargar la cuchara desde demasiado alto o no hacerlo con ésta demasiado llena se concretan en una disminución patente y evidente de la cantidad de polvo en suspensión en el aire. Esto se traduce básicamente en una decremento de los vertidos de graneles sólidos al mar, con la consiguiente contaminación, y en conseguir que el viento (Norte o Noroeste) no se traiga esas partículas hasta la zona de la Barriada de La Paz.

Precisamente los vecinos de esta zona de la capital se constituyeron allá por 2008 en una plataforma que hizo ver a la Autoridad Portuaria la necesidad de poner las medidas necesarias para que los coches aparcados en la Barriada o la ropa tendida en los cordeles del vecindario no se ennegrecieran por culpa de esos molestos polvos.

Por su parte, la Delegación de Medio Ambiente de la Junta fue la que, por aquel entonces, requirió a la Autoridad Portuaria medidas adicionales durante la carga, descarga y manipulación del material para prevenir la emisión de partículas en la atmósfera. A su vez impuso a la APBC un programa de autocontrol de sus emisiones que se tradujo en la instalación de unas torres de mediciones en los extremos de Dragados, en la torreta de Endesa y otra, en la otra orilla, en la Barriada de La Paz.

Pues los resultados recogidos hasta la fecha desprenden según la Junta el estricto cumplimiento de los límites que requiere la preservación de la calidad del aire.

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