Recuerdo a alguien que dijo al leer el suceso de una madre que había matado a varios de sus hijos que qué injusta era la naturaleza, que había gente que daría lo que fuera por crear nueva vida en este mundo y que había otra que podía disfrutar de ese tesoro y se dedicaba a cometer toda clase de maldades con sus hijos. Los Turpin, la familia por llamarle de alguna manera que se ha hecho tristemente famosa por el estado en el que estaban sometidos sus 13 hijos, no merecían ser padres. Un hijo busca en sus progenitores protección, el camino correcto cuando andan perdidos, que les enseñen a comprender un no cuando en la mayoría de las ocasiones es más fácil un sí y, sobre todo, mucho amor. Lo que había escondido en esas paredes era un horror que ninguna cabeza racional puede entender. Dicen que la naturaleza es muy sabia pero hay muchas veces que cuesta creerlo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios