No estoy tan eufórico de que la audiencia de la retransmisión televisiva de la misa de la 2 haya triplicado su audiencia. La provocación de Podemos de proponer eliminarla ha acabado como el rosario de la aurora, movilizando a mucha gente en su defensa. Genial; pero me consta de casas que han conectado todos sus ordenadores y televisores a la vez, para hacer bulto; y, aunque la intención era extraordinaria, no es eso. No se me puede acusar de podemita, creo, pero esta costumbre popular de movilizarse sólo en contra del populismo clama al cielo por maniquea. Por la calle me paran amables lectores para exigirme que le dé más caña a Pablo Iglesias. Aunque si ellos, que son mis lectores, lo tienen tan claro, ¿qué falta hace que se lo explique yo, eh?

Hacer bulto contra Podemos abriga, pues junta desde carcas a socialdemócratas, pasando por todos los colores del arco iris político, menos el morado. Pero no hay nada más contrario a la Misa que el bulto. Son antónimos. Entrar en la guerra del share para defender el sacramento es meterse contramano. Por fuera, se tiene que defender la retransmisión por el derecho de los que siguen la Santa Misa desde sus casas, pocos o muchos, por devoción y porque o están impedidos para asistir en una iglesia o viven aislados. Ahí estamos ante un innegable servicio público de la televisión pública. Y se debe defender, sobre todo, por la almendra de lo sagrado. Eso, tan difícil, que yo pensaba escribir con temor y temblor, lo ha puesto negro sobre blanco Hughes: "La misa debería mantenerse, aunque nadie la viera y fuera solo vestigio de un culto. ¿Dónde topar (milagro de zapping) con el misterio, lo que va de razón a fe, la transubstanciación o el origen remoto del júbilo señorial y la alegría dominical?"

En el mismo periódico donde se escribían esas sabias palabras, echaban por delante una portada con rostros de famosos y políticos de postín diciendo que ellos iban a misa. Sin poderlo evitar, me pregunté: "¿Y les cunde?" Porque no se les conoce, en general, y dando por sentada mi ignorancia, un compromiso especialmente activo y actuante con la fe y las costumbres. No soy nadie para juzgar, ¡naturalmente!, pero da alipori ese recurso al principio de celebridad. Un retrato de Cristo diciendo que Él sí que acude a Misa hubiese sido más exacto, y bastaba. Lo demás (niveles de audiencia, hashtags de twitter, famosos y famosas) es relativo.

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