La firma invitada

Rafael / Lara / Asociación Pro Derechos Humanos De Andalucía /

Ideal de utopía en un mundo en crisis

LOS próximos días 3 al 5 de diciembre de 2010, la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía tiene prevista la organización en Cádiz de sus VII Jornadas Internacionales bajo el lema genérico Derechos humanos, ideal de utopía en un mundo en crisis.

No es casual la elección de este enfoque general. Como lo es que volvamos a organizar estas jornadas en Cádiz tras aquellas realizadas hace ya diez años en la Residencia de Tiempo Libre. En el año 2010, Cádiz está a las puertas del Bicentenario de la Constitución de 1812, efeméride de gran trascendencia para quienes defendemos la importancia de los derechos humanos puesto que supuso un primer avance, aunque fuera parcial y corto en el tiempo, de los conceptos de libertad y ciudadanía.

La Constitución de Cádiz de 1812, pese a sus límites, supone un referente importante en la cimentación de la arquitectura internacional de protección de los derechos humanos, como lo fue la Constitución de Independencia Americana o la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la revolución francesa que le precedieron. El rechazo de la idea de soberanía divina que ejerce el monarca para entender que la soberanía surge de los ciudadanos es fundamental en el replanteamiento de la realidad política y jurídica del individuo frente a los postulados del Antiguo Régimen.

En tal sentido, entendemos que unas jornadas como las que organizamos tienen una buena sintonía con el legado de la Constitución de Cádiz.

Por otra parte, se cumplen en 2010 veinte años de la fundación de la APDHA por un grupo de personas liderada por Diamantino García Acosta, el 'cura de los pobres' como justamente le llamaron. Tiempo corto en la escala de los amplios procesos sociales. Tiempo más que amplio para una modesta organización dedicada a la defensa de los derechos humanos en el mundo de cambios vertiginosos que nos ha tocado vivir.

Desde aquellos primeros pasos la APDHA nunca intentó siquiera hacer una defensa abstracta de los derechos humanos, tan fácil de desvirtuar y manipular, tan cara a gobiernos y poderosos por otro lado. Por el contrario nuestra seña de identidad, que hemos intentado mantener con el mejor acierto, ha sido la opción por los pobres, la opción por los excluidos. Priorizar el apoyo en muy diversos órdenes a los sectores sociales más desfavorecidos, denunciar las violaciones de los derechos de estas personas, mantener la cercanía y la empatía, sensibilizar sobre los derechos humanos, crear cultura de paz, justicia y solidaridad… fueron desde el principio tareas de la APDHA.

Y cumplimos nuestros veinte años con ese compromiso, que hemos de desarrollar en un mundo crecientemente en crisis. Crisis en primer lugar económica de un capitalismo cuyo único norte es el beneficio de unos pocos, que no tiene en cuenta al ser humano, pero cuyas consecuencias sufren más que nada los desposeídos, los que ya tenían poco y hoy se ven aún más excluidos. Crisis también de todo un planeta asediado por un sistema de producción y consumo depredador y despilfarrador, para el que todas las alarmas empiezan a encenderse. Crisis humana sin precedentes, con mil millones de personas entre la subsistencia y la desesperación, sin que se muevan conciencias de quienes tienen en su mano el solucionarla, pero que prefieren acudir a salvar a la banca o a los especuladores, que son los que generaron cuanto hoy padecemos. Crisis política, de representación y decisión democrática a los más diversos niveles. Crisis incluso, si se quiere, de representaciones, proyectos y mitos.

Al plantearnos estas nuevas Jornadas Internacionales de la APDHA, que ya cumplen su VII edición, no era posible abstraerse de esta realidad que sufrimos y nos duele. Pero hemos querido hacerlo desde la esperanza… Desde el compartir la lucha por la vigencia de los derechos humanos como ideal de emancipación. Derechos humanos como programa de alternativas y cambios sociales cada vez más imprescindibles. Cambios a fondo, urgentes, imprescindibles, en una sociedad aquejada de múltiples dolencias, atravesada por múltiples crisis. Los derechos humanos son, llegados a este punto, un ideal necesario de utopía.

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