Efectivamente, es una buena noticia, la que da como titular Diario de Cádiz en su primera página de este viernes: ""El tranvía arranca con fuerza", porque registra unos 5.000 viajeros cada día en su primera semana.

Hace varias semanas escribí de esta novedad que ha costado 267 millones de euros, compartiendo instalaciones con los trenes de media distancia, Alvia y Torre del Oro. Ha habido que esperar 16 años, pero ya circula y habrá que esperar también a que los alcaldes de las poblaciones de su itinerario modifiquen su opinión crítica con el proyecto. Sacar de la carretera a más de un millón de vehículos, a la que también contribuirá la otra novedad ferroviaria, hace que no deba dolernos el dinero invertido porque sin duda se convertirá en beneficios.

La vida continúa en este mes triste de noviembre que ha coincidido con la exhumación de los restos del general Queipo de Llano y otros menos significativos de la basílica de La Macarena, en Sevilla. Se hace en cumplimiento de un precepto legal. Es, pues, de Ley, aunque a muchos nos parezca una ley tan injusta y totalitaria, como la de Memoria Democrática.

Dice en su artículo José Joaquín León que en noviembre "no hay nada potable después de los tosantos". En el colegio a algunos no nos parecía así. Por lo pronto, unos asistían y otros ayudaban como monaguillos en las misas de difuntos que eran tres y lo mismo que el sacerdote oficiante, sus vestimentas eran negras, con galeones plateados y se podía hacer un uso continuo del incienso, sin las limitaciones que en otras ocasiones nos ponían. Recordamos los que fuimos alumnos con cariño y nostalgia esas misas propias de la festividad que se celebraba. Y estos recuerdos hacen que nos olvidemos, por el momento, de los "filicidios", término elegante y discreto para ocultar los asesinatos de padres o madres de sus hijos, porque las estadísticas demuestran que esas inhumanas tareas se reparten por igual, entre ambos sexos.

Y para terminar, no nos podemos olvidar de los dulces que en estas fechas son la apetencia de los golosos y también, aunque con moderación, de los que se consideran menos golosos. Los pestiños, los huesos de santo y, como es la época, también las castañas que se asan en los puestos de las calles.