El sambenito de esta ciudad con los dimes y diretes políticos es digno de estudio. Con tantos proyectos parados, con tantas promesas incumplidas, con decenas de edificios y terrenos vacíos y sin uso, el incomprensible jarro de agua fría, casi helada, que la Junta ha dejado caer sobre el regreso de Ciencias de la Educación a la capital, al edificio Valcárcel, es la gota que colma el vaso del desinterés por la ciudad, por su futuro, y la confirmación de que Cádiz es una moneda de cambio, de castigo en este caso, entre administraciones. Ocurre ahora con el tripartito andaluz, pero ocurría igual con los socialistas. Mientras tanto, dos barrios, el Balón y la Viña, siguen sin saber si el futuro de Valcárcel les traerá algo bueno, si pueden convertirse, como palanca de transformación, en barrios universitarios con el regreso de unos estudios que nunca debieron irse. El Balón, y también la Viña, está en juego.

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