La elección de Cádiz como sede de la entrega de los Premios Max, se une al protagonismo que ha tenido la ciudad en estas últimas semanas como referente del Congreso Internacional de la Lengua Española, como lugar de encuentro de los ministros de Exteriores del Mediterráneo o, en cuestión de semana, como puerto referente de la Gran Regata, a la vez que sus aguas acogerán una nueva edición de la Sail GP.

Esta acumulación de convocatorias en apenas un año debería de generar un movimiento en la ciudad, tanto en las administraciones como en la sociedad civil (que tan bien funcionó en el Congreso de la Lengua), para intentar normalizar estas convocatorias, y que no sea cosa de un año.

A la vez, queda por concretar cómo se pueden aprovechar estos eventos una vez concluidos. Si muchos de ellos tienen una evidente atracción mediática más allá de nuestras fronteras, como los eventos náuticos, la ciudad necesita trasladar a su trama urbana equipamientos que den continuidad a estos acontecimientos.

Ya sabemos cómo no se debe actuar tras el olvido de todo lo que supuso la celebración del bicentenario de la Constitución de 1812: ni centro de interpretación, ni Oratorio, ni recorrido urbano por la huella de los diputados doceañistas en Cádiz. Lo que podía haber sido un elemento de referencia de nuestra cultura (y su traslado al desarrollo turístico de la ciudad) fracasó ante la falta de interés de las administraciones, especialmente la estatal y la autonómica, y el mismo desinterés de buena parte de los colectivos ciudadanos.

Si Cádiz ha aprendido de este error de gestión, debería de saber cómo actuar a partir de ahora para sacar beneficio a este papel nacional e internacional que, poco a poco, estamos logrando.

El alcalde, José María González, destaca también este potencial de la ciudad. "Cuando decimos que creemos en una Cádiz viva y para vivirla nos referimos también a esto. Lo que está viviendo la ciudad este año no es fruto de la casualidad: hay gestión, responsabilidad y compromiso detrás, y por supuesto ambición".

"En el mapa cultural y deportivo, concretamente, creo que estamos llegando a situar Cádiz este año en una posición mucho más destacada que la que por tamaño, población o actividad económica le pudiera corresponder. Tiene que ver con su valor simbólico, por supuesto, pero también con la apuesta municipal por crecer desde la cultura y los deportes náuticos", afirma Kichi.

Junto al Congreso de la Lengua, los Premios Max y los eventos relacionados con el mar, defiende el potencial de Cádiz por su fiesta de referencia, el Carnaval, y por su introducción cada vez más potente en el mundo del cine. "Con todo ello -continúa el alcalde- se explican un crecimiento de Cádiz como ciudad viva, atractiva y diversa. Y lo hacemos desde esa estrategia para desestacionalizar el turismo que llega y que no seamos meramente un destino de sol y playa. Cádiz es mucho más, y lo es gracias a oportunidades que trabajamos y que aprovechamos para la ciudad. Y que se reflejan en su proyección nacional e internacional, y que tiene un efecto llamada: en Cádiz se hacen las cosas bien, se hacen las cosas muy bonitas y es una ciudad a tener en cuenta para grandes citas".