Cádiz

El balcón de Cádiz luce sus imperfecciones

Uno de los característicos bancos de la Alameda con el respaldo usado como tendedero para secar la ropa.

Uno de los característicos bancos de la Alameda con el respaldo usado como tendedero para secar la ropa. / Miguel Gómez

Cádiz es, sin duda alguna, una ciudad con unas vistas privilegiadas. Que toda la metrópolis esté bañada en sal por sus cuatro costados configura un paisaje ideal tanto para detenerse a observarlo como para disfrutar paseando. El balcón de Cádiz engloba todo el paseo alrededor de la ciudad, desde el Campo del Sur a San Carlos pasando por la Alameda, como toda la parte de la Bahía y el paseo marítimo, de Santa María a Cortadura. Es conocido por todos el precioso paseo que la geografía nos ofrece, sin embargo, en muchos puntos de la ciudad, la estructura urbana no va a compás del paisaje. 

Hemos salido a observar las deficiencias que pueden verse simplemente caminando por algunos de los distintos puntos de la ciudad mencionados anteriormente. Unas deficiencias que, en muchos casos, si bien no afean al completo el aspecto de la ciudad es por mérito propio de la misma, pues por sí mismas bien valen para empobrecer la imagen de Cádiz. Este es el caso de la Alameda Clara Campoamor (antes Alameda Apodaca). Allí, la tónica general es que la limpieza brilla por su ausencia.

Un lugar que necesita bien poco para relucir, pero que es difícil que lo haga, pues la suciedad está verdaderamente arraigada en el suelo. No estaría de más reforzar el baldeado de esta zona, y que este sirva para evitar la pegajosidad del piso y el mal olor que se desprende. Una alameda que ve como hay bancos rotos repartidos a lo largo de esta, como la humedad acecha muchas zonas de la balaustrada y en la que pueden verse cartones en varios puntos del paseo. El trayecto hasta la muralla de San Carlos, una vez la alameda es dejada atrás, presenta problemas similares de suciedad. Existen ciertas irregularidades en el balaustre y el óxido adorna tanto las farolas como el pilar que las sostienen. Arriba de la muralla están ya haciéndose obras para adecentar el estado de los bancos y el suelo, que son bien necesarios.

Muestra del mal estado del mirador Entre Catedrales, en el Campo del Sur. Muestra del mal estado del mirador Entre Catedrales, en el Campo del Sur.

Muestra del mal estado del mirador Entre Catedrales, en el Campo del Sur. / Miguel Gómez

Volviendo atrás en el trayecto, y poniendo rumbo al paseo de Santa Bárbara, puede observarse cómo uno de los proyectos cumbres realizados durante el mandato de Teófila Martínez está en un completo estado de abandono. Antes de que el "mirador", por llamarlo de alguna manera, saliera ardiendo ya gozaba de poco uso, pero ahora menos aún. La anterior administración no puso especial empeño en los problemas que este área lleva sufriendo varios años y es ahora deber de Bruno García plantear soluciones al estado de este. Vallas metálicas, pintadas que poco o nada tienen de artístico, una caja de contacto abierta y una estructura que en su mayoría aún muestra claras señas de quemadura arruinan el paseo mientras dificultan la vista al Parque Genovés. Además, poco se puede hacer allí más que pasear por tu cuenta o con tu perro, para el que sí hay un espacio allí, o patinar en el skate park. Atrás quedaron las oficinas de empresas o restaurantes que se propusieron para poblar el espacio. 

La avenida Duque de Nájera, por la acera más cercana a la playa de la Caleta, es la que parece presentar menos imperfecciones, aunque la suciedad y los desperfectos no perdonan en ningún lado. En el parque de calistenia cercano al Castillo Santa Catalina, la basura aparece repartida por la arena. Durante el paseo, farolas y soportes de las mismas presentan un óxido que debido a la proximidad de estas con el mar puede ser comprensible, pero no lo es que se exhiban en ese estado durante un prolongado periodo de tiempo.

Losas levantadas junto al carril bici, zócalos rotos, numerosos desconchones en las paredes de lo que fuera el Colegio Valcárcel... Así puede llegar uno hasta la plaza Canal de Ponce, donde parece ser que Paco Alba y Fernando Quiñones ya le han escrito varias letras a Bruno García y su equipo de gobierno para solucionar los problemas del suelo de la plazoleta, en el que aparecen numerosos boquetes desde hace ya tiempo. 

Barandilla rota en el Paseo de Astilleros. Barandilla rota en el Paseo de Astilleros.

Barandilla rota en el Paseo de Astilleros. / Miguel Gómez

El Campo del Sur, en su totalidad, es otra de las zonas de Cádiz que bien puede quejarse de la falta de higiene de la ciudad. El sol, compañero inseparable de este paseo, hace brillar, por desgracia, la suciedad que está prácticamente enraizada al suelo en muchos tramos de la vía. En numerosos puntos de la balaustrada al mar puede verse como el paso del tiempo ha hecho mella, adoptando esta un desagradable color amarillento y encontrándose también desconchada. En lo referente a las farolas, son más de cuarenta las que presentan óxido, sobre todo en su parte superior. A lo largo del paseo pueden verse también ciertas grietas en el suelo, aunque sin duda el premio al mal estado se lo lleva el mirador Entre Catedrales

Balcón de Cádiz (centro) por excelencia, por su privilegiada ubicación y encontrarse además elevado sobre el nivel del mar. Si uno mira al horizonte no cabe duda que la vista será maravillosa, lástima que no se pueda decir lo mismo del propio mirador. La suciedad y el óxido vuelven a ser protagonistas, apareciendo en el suelo, en las columnas que sostienen el techo del mirador y en los propios bancos. Además, casi todos los cristales de la parte trasera se encuentran destrozados. Este espacio, que podría ser utilizado para realizar actividades culturales (como algunas que ya se han llevado a cabo de danza), convendría adecentarlo y cuidarlo. En estos días, eso sí, se estaba pintando una parte del conjunto. 

Cabe admitir, entre tanta crítica, que el tramo entre el Mirador de Mirandilla y la primera bajada a la playa de Santa María del Mar no presenta problemas mayores a la obra contigua al Colegio Campo del Sur, la cual no parece presentar actividad ni movimiento alguno. Una vez pasada la cuesta, los cristales que limitan el paseo ya muestran signos de polvo, la balaustrada tiene tramos irregulares de piedra ostionera, al igual que lo hace el suelo del carril bici, el cual ya comienza también a agrietarse debido al desgaste que supone el buen uso que se le da. 

Zona vallada y pérgola apuntalada en los jardines de la Alameda. Zona vallada y pérgola apuntalada en los jardines de la Alameda.

Zona vallada y pérgola apuntalada en los jardines de la Alameda.

Las paredes de lo que fuera el cementerio se encuentra también desconchada, los graffitis que se realizaron también comienzan a desgastarse y han aparecido diversos carteles de forma irregular. El óxido y las farolas parecen hacer buenas migas, y en las del Paseo Marítimo, que son blancas, se nota aún más, aunque las que presentan óxido son muchas menos que en el Campo del Sur. Es cierto que hasta el Hotel Playa Victoria el paseo presenta menos deficiencias observables, lástima que la suciedad y el desagradable olor a orina aparezcan de la forma más inesperada en repetidas ocasiones. 

Por supuesto que este olor a orina que amenaza a gran parte de Cádiz no es culpa exclusiva del Ayuntamiento, sino es responsabilidad de todos y cada uno de los gaditanos, más aún de aquellos que pasean a sus perros y cuyas deposiciones y micciones terminan en las calles. Claro que, sin la participación de un buen servicio de limpieza es prácticamente imposible que la ciudad esté limpia sólo con colaboración vecinal, pues no son únicamente los gaditanos y gaditanas los que ensucian las calles

El trayecto hasta llegar a la playa de La Cortadura se ve muy damnificado por el mal olor que desprenden muchos módulos. La vía se encuentra en buen estado, aunque la suciedad, de nuevo, vuelve a ser una constante a lo largo de la vía. Alrededor del chiringuito Tuna Beach continúan apareciendo restos de basura o tablones de madera, el restaurante sobre el que el Ayuntamiento ya ha aprobado la orden de desahucio. 

Al otro lado de la ciudad, por el Paseo Marítimo de Astilleros, desde el Parque Celestino Mutis hasta llegar a lo que fueran dos embarcaderos, previo al paso por debajo del Puente de la Constitución 1812, el camino se encuentra en condiciones óptimas, tanto la estructura urbana como la limpieza de este. Situación que cambia una vez se llega a dichos embarcaderos. Estos presentan, ambos, una ausencia de vallas en ciertos puntos , necesarios para delimitar el espigón y proteger a los viandantes de posibles caídas. Más aún cuando en uno de ellos hay una gran cantidad de losas ausentes, dejando únicamente un suelo de gravilla en la zona sin vallas, suponiendo un peligro para cualquier peatón. 

En el vallado el óxido también ha calado profundamente, a causa de estar en constante contacto con el mar. El paseo de tablones de madera que se encuentra en paralelo al mar también presenta varias vigas inestables, algunas levantadas, otras en mal estado, lo que dificultan el paseo por esta zona. Unos desperfectos que son herencia del anterior equipo de gobierno, pero que son ahora responsabilidad de los actuales mandatarios de la ciudad. Tras el paso por el puente nuevo comienza a verse una suciedad que no era tan notoria previamente. 

Más allá de las manchas que pueden encontrarse a lo largo del paseo, nada que no pueda solucionarse con un refuerzo en el riego, el Paseo de la Bahía, en general, se encuentra en un estado conveniente para su aprovechamiento si se realizan algunos arreglos similares a los necesarios en otros puntos de la ciudad. Algunas vallas se encuentran oxidadas y rotas, además de haber losas levantadas en algunos puntos de la vía, aunque son las menos. El desgaste se ha cebado con ciertos bancos que pueblan la Bahía, que ya no muestran el reluciente blanco que mostraban antes, y que han visto como debajo suya va floreciendo el verde de la dejadez. 

Paila de madera en las rocas del Paseo de Astilleros Paila de madera en las rocas del Paseo de Astilleros

Paila de madera en las rocas del Paseo de Astilleros / Miguel Gómez

Unas imperfecciones con las que, en general, se puede convivir si esto significa aumentar el ambiente y la explotación de un área en la que hay contados restaurantes y sólo goza de cierto movimiento los lunes de Piojito. Más allá del Complejo Deportivo Irigoyen y el Club Náutico, esta zona con vistas privilegiadas a la Bahía apenas cuenta con actividades socioculturales que puedan suponer una forma distinta de ocio tanto para la ciudad como para los vecinos del barrio. 

La falta de limpieza es uno de los problemas más presentes en todo el balcón de Cádiz, un asunto que ya fue muy criticado al gobierno de José María González Kichi, pero que a casi un año de la llegada de Bruno García a la alcaldía no parece haber mejorado, sino al revés, la situación parece haberse agravado. Una condición higiénica que afea severamente la ciudad a ojos del gaditano, pero también a ojos del turista, lo que contrasta con la imagen que pretende de venderse de Cádiz al extranjero. 

Evidentemente los desperfectos en la estructura urbana de la ciudad no pueden arreglarse en tan solo un año de mandato, aunque cabe preguntarse hasta cuándo va a servir de excusa la herencia que dejó el anterior gobierno para continuar dando una imagen tan pobre de Cádiz, que parece estar cambiando su luz de plata por mera hojalata. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios