Nació en Milán y ha sido estudiante de cine en Chicago, cocinero en Lisboa, chocolatero en Barcelona, misionero en Filipinas. Habla italiano, español, inglés y francés. Lleva un año en La Isla, en la barriada del Buen Pastor, trabajando con Cáritas y, muy especialmente, con los más jóvenes del barrio.

Damiano Tonegutti es el alma mater del proyecto Juego de niños que la congregación de los Sagrados Corazones lleva a cabo con los más pequeños de esta barriada, una de las más afectadas por el paro y la crisis económica.

Con una vida así no es de extrañar que Fernando Cordero -el párroco del Buen Pastor- lo convirtiera en uno de los personajes que aparece en el cuentecillo navideño Baltasar y el padre Juguetes, publicado con carácter benéfico para la campaña de los Reyes Magos.

Mañana, Damiano, dará un paso decisivo en su vida. A sus 39 años será ordenado sacerdote por el obispo diocesano, Rafael Zornoza Boy. La ceremonia, a la que asistirán religiosos de los Sagrados Corazones de toda la península, se desarrollará en la parroquia del Buen Pastor a las doce del mediodía. Allí, en este templo, seguirá Damiano todavía por un tiempo, antes de continuar su camino.

Su afición al cine, presente desde que estudiaba en Estados Unidos, le ha llevado incluso a grabar un vídeo que ha realizado con motivo de su ordenación. Ha contado incluso con la colaboración del obispo y del superior de la congregación de los Sagrados Corazones. "Quería mostrar qué es ser sacerdote", explica Damiano. Para ello recoge los testimonios de algunos presbíteros que salpica en el relato audiovisual con notas de humor. Es una visión seria del sacerdocio, pero no exenta de sonrisas.

El vídeo, que circula por youtube, es la anécdota que rodea su ordenación sacerdotal, un momento decisivo que afronta satisfecho y contento y al que se refiere como "un proceso natural" a pesar de lo azarosa que haya podido resultar su vida, que recuerda bastante aquello de que los caminos del Señor son inescrutables. Porque Damiano, que mañana será cura, no procede de una familia religiosa. Ni siquiera hizo su primera comunión de pequeño. La hizo ya casi con 30 años cuando sus inquietudes religiosas empezaron a despertar mientras vivía en Barcelona. Incluso tenía novia por aquel entonces. La había conocido antes, durante su estancia en Lisboa, donde trabajó como ayudante de cocina.

"Empecé a leer la biblia y se me abrió un mundo nuevo", afirma. Fue, precisamente, un sacerdote de los Sagrados Corazones -con su misma edad- el que al entrevistarse con él para hacer la primera comunión le planteó una pregunta que le cambiaría la vida por completo: ¿cómo pensaba servir a Dios?

A partir de entonces, su implicación en la iglesia fue gradual: asistió a catequesis para adultos, participó como voluntario en un piso de acogida que promovían desde la parroquia, iba a jornadas de oración, a la misa dominical... "A los meses me propusieron participar de una experiencia en la comunidad de los Sagrados Corazones, sin compromiso alguno. Pero aquello fue el compromiso de mi vida", recuerda Damiano.

Todo, luego, vino rodado a lo largo de los diez años siguientes: el prenoviciado, el noviciado en Sevilla, los estudios de Teología en Madrid, un año de pastoral en los suburbios de Manila... "Fue muy duro, pero fue una experiencia preciosa. Y me sentí muy orgulloso de la congregación a la que pertenecía, por estar allí, entre los mas pobres". Luego, recaló en La Isla, donde su trabajo se ha hecho notar en la parroquia del Buen Pastor y donde mañana será ordenado sacerdote: el gran compromiso de su vida.

Damiano, que ve a diario las necesidades del barrio, no ha querido ningún regalo por su ordenación, cuenta el párroco, Fernando Cordero. Por eso, esta tarde, a partir de las cinco, un grupo de fieles ha organizado un concierto-oración que estará a cargo del grupo Ixcís, de Málaga.