Mi 2011. Crónica política

El año de la gaviota

  • La provincia de Cádiz ha dejado de ser socialista tras las claras victorias del PP en las municipales de mayo y las generales de noviembre. La evidente división interna del PSOE ha allanado el camino a los populares, que quieren cerrar el círculo en marzo

 LA sociedad gaditana se había acostumbrado a ver gaviotas en numerosas localidades costeras de la provincia oteando el horizonte tanto en el Atlántico como en el trocito de esta tierra que baña el Mediterráneo. Pero el año que está próximo a expirar ha traído un fenómeno jamás visto hasta ahora porque esas gaviotas se han adentrado en la provincia y ya son visibles en enclaves donde hacía tiempo que no aparecían, como Jerez, Arcos o Benaocaz, pero también en otros pueblos donde han irrumpido ahora por vez primera, como Ubrique, El Bosque, Prado del Rey o la mismísima Alcalá de los Gazules. Todo ello ha venido de la mano de un partido, el PP, que hace poco más de 20 años tomó este ave como símbolo y que ha vivido un 2011 para enmarcar.

Ni en la cultura, ni en el empleo, ni en las infraestructuras, ni en la pesca, ni en tribunales, ni en los preparativos de los fastos del Bicentenario... El campo donde más cambios ha habido en este año que se nos va en la provincia ha sido sin duda en la política. Porque, hablando en plata, Cádiz amaneció el 1 de enero de 2011 siendo socialista y dentro de nueve días se tomará las uvas para recibir al esperado 2012 siendo del Partido Popular. Más claro, agua. Y todo ello ha venido motivado por los dos claros triunfos logrados por el PP en las dos citas electorales vividas este año: las municipales de mayo y las generales de noviembre. Porque si en las primeras de ellas el partido que preside José Loaiza derrotó al PSOE en la provincia por unos 62.000 votos de diferencia (11 puntos porcentuales de distancia), en los comicios vividos hace ahora un mes agrandó esa brecha en casi 90.000 votos o, lo que es lo mismo, un 14% de distanciamiento con respecto a un PSOE que, a duras penas, sigue dirigiendo Francisco González Cabaña.     

18 alcaldías y la Diputación de Cádiz

Quizás la imagen del año desde el ámbito político se produjo el 12 de julio en el salón regio de la Diputación Provincial de Cádiz. Y el titular de la edición del día siguiente de este periódico lo decía todo: "La investidura de Loaiza simboliza el cambio político en la provincia". Atrás quedaban muchos meses de proclamación de candidaturas y muchas semanas de precampaña y de campaña electoral. Pero es que era mucho más. Quedaban atrás 32 años ininterrumpidos de supremacía socialista en una institución provincial esencial para la atención de los municipios más pequeños del territorio gaditano, sí, pero que también ha sido y sigue siendo concebida como una herramienta inigualable de poder político en la provincia.

Con exquisita caballerosidad, el presidente saliente, Francisco González Cabaña, cedía el bastón de la presidencia a su rival pero buen amigo José Loaiza, que culminaba así un sueño que su partido, el PP, había perseguido pero ni había rozado siquiera en los tres últimos lustros en los que se postuló como alternativa. Loaiza, además, tomaba las riendas de la Diputación con una mayoría absoluta que Cabaña jamás disfrutó en los 16 años que estuvo en el gobierno provincial, los ocho primeros como vicepresidente de Rafael Román y los ocho siguientes ya como primer referente de esta administración.

Esa mayoría absoluta del PP, inesperada para casi todo el mundo, fue posible no sólo por el crecimiento claro que este partido vivió el 22 de mayo en toda la provincia sino también porque esa subida de votos se llevó a cabo en enclaves estratégicos en los que había uno o varios diputados en juego. Jerez y Algeciras, por ejemplo, fueron dos ciudades en los que el triunfo electoral del Partido Popular, por su clara amplitud, terminaron siendo esenciales para propiciar el vuelco en la Diputación. Mención especial merece el caso de Jerez, donde la candidatura socialista liderada por la entonces alcaldesa, Pilar Sánchez, vivió una debacle sin precedentes, digna de ser incluida en el plan de estudios de cualquier Facultad de Ciencias Políticas. Porque perder diez concejales de una tacada -el PSOE pasó de sus 15 concejales de 2007 a  sólo cinco- no es algo que se vea todos los días.

Pero es que no fue sólo la Diputación. Los comicios de mayo propiciaron que el PP alcanzara un nuevo hito al sumar 18 de las 44 alcaldías gaditanas, estrenándose además en localidades donde hasta ahora jamás había alcanzado el máximo puesto de poder municipal como Algeciras, San Fernando, Ubrique, Vejer o Jimena, entre otras. También sucedió lo mismo en Alcalá de los Gazules, donde un controvertido pacto entre el PP e IU acababa con un emblema de siempre del socialismo gaditano.  En cuanto a las alcaldías consagradas, el estandarte lo sigue llevando Teófila Martínez, regidora de la capital gaditana desde 1995 y que este año ha perdido a su primer concejal tras 16 años en el poder, un hecho que no puede pasar de una simple anécdota.         

La crisis hunde a un PSOE más que dividido

La crisis económica, y su consecuencia en forma de un desempleo imparable que no deja de azotar a familias enteras, terminó haciendo un daño irreparable al PSOE. Eso era algo que aventuraba la gran mayoría de encuestas publicadas a finales del año pasado y a principios de 2011 y que terminó haciéndose realidad tanto en mayo como en noviembre. Lo que ha habido este año es un castigo, más o menos severo según el caso, a aquellas personas que ostentaban el poder. Y como el poder, en la mayoría de los casos, estaba en manos del PSOE, de ahí que ese castigo se cebara en las huestes socialistas. La debacle de las municipales conllevó que en junio, cuando se constituyeron todos los ayuntamientos, la provincia estrenara 27 alcaldes. Y se da el caso de que de los 15 municipios gaditanos que cuentan con más de 20.000 habitantes, el PSOE únicamente tiene en la actualidad cuatro alcaldías, siendo la de Sanlúcar que ostenta Irene García el principal emblema.

En mayo llegó el adiós de alcaldes veteranos y carismáticos como José Antonio Barroso (IU) en Puerto Real. Otros regidores, sobre todo del Partido Socialista, optaron por no presentarse a los comicios (los ejemplos más significativos se vivieron en Arcos, Vejer o Paterna de Rivera, entre otros) y otros alcaldes con varias décadas de experiencia fueron derrotados en las urnas o derrocados posteriormente por mor de los siempre controvertidos pactos postelectorales.

Pero el castigo al PSOE no se quedó ahí porque vivió un segundo capítulo en las generales del 20 de noviembre. Ni la presencia del mismísimo Manuel Chaves, derrotado por vez primera por Teófila Martínez, al frente de la candidatura socialista por Cádiz al Congreso de los Diputados pudo evitar lo que todas las encuestas sin excepción llevaban meses vaticinando: una clara victoria del PP en España, en Andalucía y en la provincia de Cádiz.

Las urnas hablaron y el PSOE se quedó por vez primera con sólo tres diputados gaditanos. Su porcentaje de votos, que se quedó en un 32,7%, fue el segundo peor de todas las elecciones generales celebradas en la historia de la democracia en la circunscripción gaditana, superando únicamente el 30,12% que esta formación centenaria obtuvo en 1979. El PSOE, que ya había jubilado previamente a históricos en las Cortes Generales como Rafael Román, María Jesús Castro o José Carracao, perdía igualmente a Salvador de la Encina, que ocupaba el cuarto puesto al Congreso y que se quedó lejos del escaño.

Todo lo contrario sucedía en el PP, que batía todos sus registros porque por primera rozaba los 300.000 votos en unas elecciones en la provincia, alcanzaba el 47% de  los votos válidos emitidos, situaba a cinco diputados en la Cámara Baja, se hacía con el triunfo en 23 de las 44 localidades gaditanas y ganaba igualmente en todas las comarcas de la provincia, con la excepción de la Sierra. Estos resultados vinieron a confirmar a José Loaiza como uno de los personajes del año en la provincia de Cádiz, ya que, tras ser investido primero como alcalde de San Fernando y luego como presidente de la Diputación, se convertía en el primer presidente provincial del PP en lograr dos victorias en esta circunscripción.

Buena culpa del año histórico que ha vivido el Partido Popular la ha tenido su principal adversario, un PSOE al que le ha sido imposible disimular una división interna que tiene todos los visos de mantenerse e incluso agravarse al menos hasta que a mediados de 2012 se elija a la persona que relevará a Francisco González Cabaña en la secretaría general.

Las disputas internas socialistas han tenido varios momentos míticos en este año que empieza a despedirse. Pero dos de ellas llenaron muchas páginas de este periódico. La primera se produjo en abril, cuando el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía, sin un motivo claro aparente, decidió destituir a Gabriel Almagro como delegado en Cádiz, lo que motivó que el entonces consejero de Gobernación y Justicia, el histórico Luis Pizarro, presentara su dimisión irrevocable. Incluso, el propio Cabaña tuvo que intervenir para frenar una espantada en masa de los delegados restantes. El presidente de la Junta creyó haber cerrado el cisma con el nombramiento de Francisco Menacho como consejero y de Manuel Jiménez Barrios como nuevo delegado del Gobierno andaluz en Cádiz pero la tregua, si la hubo, apenas duró el tiempo en el que se prolongó la campaña de mayo porque a renglón seguido el PSOE inició el proceso de elaboración de sus candidaturas para las generales y la tensión volvió.

El elemento que terminó por dinamitarlo todo fue la presencia en el tercer puesto de la lista al Congreso de Cabaña, a quien los críticos responsabilizan de la derrota en las municipales y a quien echan en cara que no haya apostado en estos tiempos difíciles por la integración entre las distintas sensibilidades que convergen en el PSOE de Cádiz.

Ajeno a estas críticas, y sabedor de que, al menos hasta ahora, mantiene el poder en el socialismo gaditano, Cabaña se mantuvo en la candidatura a la Cámara Baja, ganándole el pulso una vez más a los críticos -que se ausentaron del comité provincial que aprobó las listas- y por extensión a la dirección regional del PSOE que encabeza Griñán, que acumula ya varios fracasos en sus intentos por domar al secretario general de los socialistas gaditanos.    

Un año nuevo con muchos frentes abiertos

La hipoteca que tuvo que pagar Cabaña para ser diputado fue su reciente renuncia a la Alcaldía de Benalup. Pero el líder del PSOE de Cádiz seguirá soltando lastre en 2012. En enero abandonará la Diputación y en junio, previsiblemente, pondrá fin a casi 12 años como secretario general. La identidad de su sustituto no empezará a conocerse hasta que se celebre el congreso federal de febrero y, sobre todo, hasta que se cierre el escrutinio de las elecciones andaluzas que presumiblemente se convocarán para marzo y que serán claves para dictaminar si Griñán seguirá al frente del PSOE-A.

Para estos nuevos comicios, los socialistas de Cádiz parecen encaminarse a una tormenta perfecta en una lucha de poder para decidir quién será su cabeza de lista. Por su parte, el PP, que aún tiene que nombrar al subdelegado del Gobierno en Cádiz y al delegado del Estado en al Zona Franca, aspira por el contrario a cerrar el círculo con un nuevo triunfo electoral en la provincia. Entonces se sabrá si la gaviota del PP mantiene o no el vuelo.    

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