Crónica Personal

Pilar / cernuda

La nación más vieja de Europa

DE los foros de The Economist suelen salir noticias que afectan a nuestros dineros; los presidentes y sus ministros aprovechan la ocasión para presentar propuestas, y los dirigentes de la empresa y la banca que pasan por su tribuna realizan análisis interesantes sobre la economía nacional e internacional, no siempre coincidentes. No era habitual, sin embargo, ver a un presidente exponiendo ante tan cualificado público su punto de vista sobre la unidad de España. Y si lo ha hecho Mariano Rajoy ha sido, a nadie se le escapa, porque dentro y fuera de España preocupa el futuro de Cataluña y su engarce con el resto del país. Desde hace varios meses, lo reconocen miembros de la Generalitat, la inversión en Cataluña es cero. Una situación de gravedad extrema para los catalanes y también para el resto de España: no podemos permitirnos el lujo, ni económica ni sentimentalmente hablando, de que Cataluña quede fuera del mapa.

Rajoy ha lanzado varios mensajes, todo ellos de claridad meridiana, aunque el presidente de Gobierno se caracteriza por ser ambiguo en sus declaraciones. La unidad de "la nación más vieja de Europa" no está en riesgo, existen cauces para la independencia que recoge la Constitución y no va a admitir nada que sea ajeno a ese cauce constitucional, y además -lo dijo Rajoy y dice bien- una "inmensa mayoría de catalanes" no quiere la independencia. Cualquiera que se haya acercado por Cataluña en los últimos meses puede advertirlo. El independentismo ha calado fundamentalmente en los jóvenes educados en la inmersión lingüística y unos textos manipulados hasta provocar vergüenza ajena, pero en cuanto se tocan las cuestiones económicas no ocultan sus dudas. Como tampoco la ocultan cuando se les explican las consecuencias de apostar por la ilegalidad.

Rajoy, además de ese mensaje a Cataluña -que deben escuchar también los vascos que abominan del Rey y de los símbolos españoles y que antes de seguir en esa senda deberían aprender a comportarse en público- ofreció una nota esperanzadora: en otoño se iniciará la recuperación económica. Que lo anuncie un hombre que opta siempre por la máxima cautela para no pillarse los dedos es una buena noticia, porque significa que cuenta con datos ya incuestionables sobre un futuro mejor.

La imagen de corrupción generalizada no se ha resuelto, y aún dará que hablar. Pero hay intervenciones que al menos apaciguan la tristeza, la decepción y el malestar.

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