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Cultura

Los códigos de la vida

  • En las salas de Cádiz y Jerez encontramos a un Pepe Barroso dominador de la pintura, sabedor de las muchas circunstancias estéticas que intervienen

Era lógico que Pepe Barroso estuviese presente en la programación de la Sala Arteadiario. Su extensa trayectoria artística, jalonada de aciertos y buenas consideraciones, avalaban una carrera con muchos buenos perfiles a ser tenidos en cuenta. Él es un seguro actuante de la pintura en la provincia de Cádiz y su trabajo tenido en cuenta en los más significativos foros de cuantos desarrollan el amplio segmento que anima el arte que se realiza en estas coordenadas geográficas al sur del sur donde tanta y tan clara es la producción plástica.

Pepe Barroso es, además, de los valientes que, después del trabajo heroico en un instituto, no abandona el ejercicio creativo y se pelea con pasión con la pintura. Por eso el espacio expositivo de Diario de Jerez lo incluye en su programación consciente de la realidad artística de un pintor seguro, transmisor de una pintura donde los valores de lo clásico desentrañan episodios llenos de entidad. Porque el clasicismo de Pepe Barroso se hace presente en cada uno de los trazos de su pintura, en cada una de las líneas de su elegante dibujo, en cada uno de los elementos constitutivos; en definitiva, en todos cuantas circunstancias plásticas y estéticas intervienen en su afortunada pintura, esa que pone de manifiesto una historia que delimita hechos importantes de nuestro pretérito más ilustre

Pero si para la programación de 'Arteadiario' es importante la presencia de la obra de Pepe Barroso, también lo es para el continuo y trascendente discurrir expositivo de la galería que dirige Fali Benot. En ambos espacios se desarrolla los muy bien ideados conceptos plásticos dimanados del interés del autor campogibraltareño por el número 'fi', OI, aquel enigmático y casi divino código matemático que en el siglo XIII fue definido por Leonardo Pisano, conocido por Fibonacci y que, siglos más tarde, permitiría a Luca Pacioli crear su Divina Proporción en la que demostraría que las matemáticas están presentes en todos los códigos existentes, desde lo que la naturaleza ofrece hasta los esquemas del arte, de la música, la geografía, la astronomía, la perspectiva, la simetría y, en definitiva, la belleza. Así este código se nos ofrece en elementos tan sorprendentes como los pétalos de una flor, en el crecimiento de las ramas de las plantas, en los paneles de las abejas, en las proporciones del cuerpo humano, en las conchas de los caracoles, en las alas de las libélulas, en el vuelo de algunas aves, en la formación de cristales... y en algo tan habitual en esta sociedad consumista como es la dimensión de una tarjeta de crédito.

Pepe Barroso nos ofrece una bella interpretación plástica de este concepto universal y nos sitúa en unos pocos de esos códigos donde matemáticas y belleza están íntima y perfectamente unidas. El artista compone bellos escenarios en los que se sitúan esos elementos que podrían surgir de las expectantes coordenadas matemáticas que posibilita el planteamiento de la divina proporción. Y todo con un lenguaje sobrio y riguroso, atendiendo a los códigos -nunca mejor utilizado el término -que ofrece la gran pintura de siempre, aquella que emplea la mímesis, es decir, la comunión del propio artista con lo que naturaleza y la vida ofrece, dejándose llevar por la fortaleza plástica de un realidad artística en la que todo está relacionado, como en la división aurea, o lo que es lo mismo, la parte más grande es a la más pequeña, lo que la parte más grande al todo.

En los dos espacios nos encontramos a un Pepe Barroso dominador de la pintura, sabedor de las muchas circunstancias estéticas y pictóricas que en ella intervienen, conformador de un estamento donde lo racional se yuxtapone a la emoción de lo puramente creado. Una pintura llena de fortaleza, de esencia plástica, de carácter artístico y determinación pictórica. Estamos ante la obra de un pintor que es pintor de poder, de consciencia y de saber; un artista que ha bebido en las mejores fuentes de la historia, de la cultura y del arte y que ha sabido cómo llevar su obra a los estamentos de una aplastante modernidad artística.

Galería Benot Sala Arteadiario Cádiz / Jerez

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