Martirio. Cantante

"Cuando alguien descubre la poesía, siente que ya nunca más estará solo"

  • La intérprete onubense presenta hoy en Conil y mañana en el CAAC de Sevilla su 'Cancionero fundamental', en el que camina por los distintos lenguajes y sensibilidades de su carrera.

El ciclo de conciertos estivales del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, Nocturama, tiene mañana una de sus citas más esperadas: el encuentro con una voz a la que le gusta paladear la risa y el llanto, desplegar ese abanico de emociones diversas que es la vida. Maribel Quiñones, Martirio, original siempre y sin embargo deudora de los clásicos, defensora obstinada de la copla cuando algunos miraban el género con recelo, embajadora de la poesía porque la sabe "pan para el alma", hará memoria de los dramas y las comedias que componen su Cancionero fundamental: casi tres décadas de una carrera en la que ha sabido mezclarse con los intérpretes más dispares sin perder esa personalidad arrebatadora que no depende tanto de los artificios de su vestimenta como de la verdad que imprime a sus interpretaciones. En el Monasterio de la Cartuja la acompaña "un músico excelente, que me conoce a la perfección y tiene en su disco duro todo mi repertorio": habla de su hijo, Raúl Rodríguez, que "hace unos arreglos maravillosos, desnudos, intensos". La actuación en Sevilla le parece "especialmente emocionante, porque yo he vivido allí, tengo muchos amigos y de allí es Raúl. Presentarnos los dos juntos, recordando toda mi carrera, es como hacer un repaso en el sitio del nacimiento del personaje, de la manera más auténtica que es mano a mano con Raúl, los dos solos y compenetrados". Antes, esta noche a las 22.30 horas, la cantante actuará en el ciclo Conciertos en la Torre en Conil.

-¿Qué hay en ese Cancionero fundamental? ¿Habrá muchas coincidencias con esa selección que hizo cuando celebró los 25 años de trayectoria?

-Algo coincide, claro, porque hay temas que se han vuelto imprescindibles y siempre tengo que cantar. Pero habrá otras cosas, con arreglos nuevos. Sobre todo, lo que vamos a hacer es caminar por los distintos estilos en los que me he movido, con diferentes lenguajes, distintas sensibilidades. Canciones que te hagan sonreír y canciones que te acompañen si tienes el corazón un poco dolorido, otras que sorprendan... Va a haber un abanico de sentires muy atractivo.

-Imagino que habrá homenajes a Chavela Vargas o Marifé de Triana, que se marcharon recientemente y a las que usted admiraba.

-Claro, yo siempre le hago homenajes a la gente que me ha enseñado. En mi carrera he sido afortunada, he tenido la suerte de trabajar con mucha gente a la que he admirado. Ahora acabo de cantar con Susana Baca, que es una mujer que yo adoro, de Perú. Me parece apasionante cómo se puede fusionar la música de América Latina con los palos nuestros; se produce algo grande con la ida y la vuelta de los ritmos, cuando coinciden músicos que se respetan. De ahí surge una música nueva, que tiene que ver con las dos orillas... También acabo de cantar tangos con Rodolfo Mederos en el Grec, y ha sido un placer abordarlos con mi aire flamenco, pero en una propuesta muy metida en el trío de bandoneón. Todas esas colaboraciones me encantan: tengo con treinta y tantos artistas...

-La lista de esas colaboraciones es abrumadora, de hecho.

-¡Sí, sí! [ríe] Alguna vez me gustaría sacarlas en un disco, porque hay momentos tan increíbles, de estilos tan distintos... Siempre colaboro con la gente que me gusta, y cuando es una canción a la que creo que puedo aportar algo. Por las buenas, no... Eso digo, pero es que luego me meto en tantas historias, desde Mayte Martín a Miguel Poveda, a Ojos de Brujo, La Cabra Mecánica, Plácido Domingo, Marifé de Triana, Chavela...

-Sigamos con Chavela: le dedicará su próximo disco.

-Tanto Raúl como yo la adorábamos, y teníamos muchas ganas de devolverle todas esas canciones maravillosas que ella nos enseñó, en nuestro compás flamenco, e intentando buscar la verdad en cada frase, como hacía ella... y como intento hacer yo.

-Ha mencionado antes a Poveda, y tanto él como Concha Buika u otros intérpretes como los de Azabache han abrazado la copla sin complejos. Usted, como hizo Carlos Cano, reivindicó el género y lo renovó cuando estaba denostado y se asociaba injustamente a algo casposo.

-Es un placer ver que se han perdido los prejuicios, y se ama la copla como un grandísimo tesoro del siglo XX. La música popular, clásica, española es maravillosa, dúctil para ponerla al día, pero, eso sí, haciendo versiones personales. Cada vez que se coge un clásico no hay más remedio que estudiarlo muy bien, y después aportar tu experiencia musical y vital. Si es una copia, no vale para nada.

-Ha dicho alguna vez que no tiene un solo tema que no posea suficientemente altura lírica.

-Hombre, altura lírica o suficiente arresto popular, algún tipo de poesía clara, directa. Normalmente yo miro muchísimo las letras, pero eso no está reñido con que pueda interpretar la sevillana de El huevo con papas. A mí me vuelve loca la poesía y la música es un camino fantástico para darla a conocer. El último disco era de poesía, El aire que te rodea...

-Con ese disco hubo gente que accedió a versos de Vicente Núñez o Gabriela Mistral a los que no se habrían aproximado de otro modo. La poesía sigue necesitando embajadores...

-Sí, sin duda. Y más en un mundo como en el que estamos. Es pan para el alma... Cuando descubres la poesía, sientes que tú ya nunca estarás solo. Es un espacio para zambullirse, en el que encontrarás tantos elementos que tienen que ver contigo... En una época como ésta, en la que hay tanta información y tanto desconocimiento, hay que enamorar a la gente con las cosas artísticas. Yo no he visto una cosa más hermosa, algo que te ayude más a ser una persona más íntegra, más honesta, que cuando alguien comprende profundamente alguna rama del arte.

-Un crítico ha dicho de usted que un concierto suyo es como un resumen de la vida, donde conviven el desgarro y la alegría. Una buena definición, ¿no le parece?

-Y muy bonita, sí. Como te decía, entran en el concierto muchos estados de ánimo. Yo soy muy dramática, pero también tengo mucho sentido del humor. Procuro vivir todas las canciones dependiendo del marco donde las coloco, y hacer un personaje de cada canción. Yo, desde luego, lo que canto lo vivo. Y hay canciones con las que puedes sonreír muchísimo o incluso reírte y otras que te conectan con algo serio que te está pasando. Quiero que a las personas que vayan a mis actuaciones les pasen cosas, tocarles alguna fibra.

-Pese a su gusto por el disfraz, ha comentado, el público siempre verá un alma desnuda.

-Eso desde luego. Lo que ocurre es que me encanta vestir a mi personaje, es algo con lo que juego y con lo que disfruto, y que me da también seguridad, y glamour. Me lo he inventado yo y soy libre de poderlo hacer, gracias a Dios.

-Se ha definido alguna vez como arqueóloga musical. ¿Dónde le queda por excavar?

-Uy, me queda mucho. Tengo que adentrarme más en el tango, en el fado, la zarzuela... Uno de mis sueños es cantar con Carlos do Carmo, que es un fadista maravilloso, y me gustaría escribir de nuevo con Kiko [Veneno]. Lo adoro y es un compositor maravilloso, un autor de letras únicas.

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