Álvaro Bilbao, neuropsicólogo, revela las cinco frases que nunca olvidan los niños
Son expresiones simples, pero poderosas, que ayudan a los niños a crecer con confianza y seguridad emocional
Álvaro Bilbao, neuropsicólogo: “Cinco frases que todo niño necesita escuchar para crecer con seguridad emocional”
Ser madre o padre supone una de las experiencias más transformadoras de la vida, pero también una de las más complejas. Entre las rutinas diarias, las prisas y las exigencias de la sociedad actual, las dudas sobre si se está educando bien a los hijos son frecuentes. Más allá de los métodos o estilos de crianza, existe un elemento común que impacta de forma decisiva en el desarrollo infantil: las palabras. Lo que un niño escucha de boca de sus padres o referentes emocionales puede convertirse en la base de su seguridad, su autoestima y su manera de relacionarse con el mundo.
El neuropsicólogo Álvaro Bilbao, especialista en desarrollo cerebral y crianza positiva, recuerda que "lo que le dices hoy puede acompañarle toda la vida". Desde su experiencia clínica y divulgativa, ha identificado cinco frases sencillas que tienen un efecto profundo en el crecimiento emocional de los niños y que, una vez escuchadas, permanecen como huellas imborrables en la memoria.
1. "Estoy orgulloso de ti, por tu forma de ser"
El orgullo expresado no debe limitarse a los logros académicos o deportivos. Valorar a los hijos por su identidad, por cómo son, transmite un mensaje de aceptación incondicional. Según Bilbao, esta valoración fortalece la autoestima y protege frente a la dependencia de la aprobación externa.
2. "Te quiero siempre. Incluso cuando te enfadas"
El amor incondicional es un ancla emocional. Asegurar a los niños que son queridos incluso en momentos de conflicto les ayuda a comprender que los vínculos no se rompen por enfados o errores puntuales. Este tipo de mensajes contribuye a construir un apego seguro y a regular las emociones en situaciones de tensión.
3. "No pasa nada si te equivocas o sale mal, yo estoy aquí para ayudarte"
El miedo al error puede frenar el aprendizaje y la creatividad. Reforzar que equivocarse es parte del proceso da al niño permiso para experimentar sin temor a la crítica. Desde la neuropsicología, este apoyo reduce la ansiedad y favorece la resiliencia.
4. "No tienes que ser perfecto/a"
La presión por alcanzar la perfección es un peso frecuente en la infancia y la adolescencia. Liberar a los hijos de esa exigencia les permite crecer con más confianza y autenticidad. Esta frase transmite la idea de que el valor personal no depende del rendimiento, sino de la esencia de cada uno.
5. "Gracias por confiar en mí y contarme eso que te pasa"
Cuando un niño comparte sus preocupaciones o sentimientos, está mostrando vulnerabilidad. Agradecerle esa confianza refuerza la comunicación y la seguridad de que sus emociones tienen un lugar de acogida. Este reconocimiento fortalece los vínculos familiares y prepara el terreno para una relación basada en la confianza mutua.
El impacto de las palabras en la crianza
Bilbao subraya que las palabras pronunciadas en la infancia se transforman en la voz interior que acompañará a los hijos en la edad adulta. De ahí que un mensaje alentador, repetido con sinceridad, pueda convertirse en un recurso de fortaleza a lo largo de toda la vida.
Su planteamiento se alinea con la disciplina positiva, un modelo educativo que combina afecto y firmeza, alejado tanto de la permisividad excesiva como de los métodos autoritarios. La idea es clara: la educación no se basa en premios o castigos, sino en vínculos sólidos y en la transmisión de seguridad emocional.
Una guía práctica para madres y padres
Estas cinco frases no requieren un momento especial ni circunstancias extraordinarias. Según Bilbao, funcionan mejor cuando se incorporan al día a día, cuando se dicen con naturalidad y se respaldan con gestos: una mirada, un abrazo o un tono de voz cálido.
Educar a un hijo implica mucho más que acompañarlo en sus estudios o corregir sus errores. Implica enseñarle a confiar en sí mismo, a sentirse digno de amor y a comprender que la vida está llena de aciertos y tropiezos. En ese camino, las palabras de sus progenitores son una brújula que orienta y da seguridad.
En definitiva, recordar a diario mensajes como "Estoy orgulloso de ti" o "Gracias por confiar en mí" no solo fortalece la relación entre padres e hijos, sino que siembra las bases de una autoestima sana y de un desarrollo emocional pleno. Lo que se dice hoy, como señala Álvaro Bilbao, puede acompañarles para siempre.
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