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José María Manzanares abre plaza y abono en El Puerto el sábado en la primera corrida de toros del serial, un compromiso que afronta como triunfador en la Plaza Real en 2024. Prepara su cita en la finca ganadera de los Matilla, sus apoderados.
Pregunta.–¿Cómo afronta su cita de este año en la Plaza Real?
Respuesta.–Me encuentro muy bien. La cornada de Valencia me dio la lata porque hasta junio no me terminó de cerrar una parte de la cicatriz y he tenido que estar todos estos meses curándola varias veces al día para que no se infectara. Pero a nivel funcional y de dolor no me molestaba y podía torear bien. De hecho reaparecí en Sevilla y afronte todas las demás corridas con normalidad y con cuidado de que no se infectara, y me encuentro muy bien. Las últimas actuaciones, que han sido más en junio porque en julio siempre me gusta tener un paroncillo, han ido muy bien físicamente y de ánimo, Con muchas ganas de volver a El Puerto porque es una de mis plazas que favoritas.
P.–Tras aquella cornada reapareció en Sevilla donde cortó una oreja con la corrida de Matilla y estuvo muy cerca de más, la ganadería con la que se anuncia en El Puerto
R.–Sí, pero pinché uno de los toros. Me encontré muy bien. La ganadería la toreé el otro día en Estepona y también salió muy buena. La regularidad que está llevando este año es muy alta, están embistiendo y ojalá que en El Puerto sea así.
P.–En 2024 fue triunfador en El Puerto y Jerez y me da la impresión de que no fue un año fácil para usted y le vino bien
R.–No. En el caso de los toreros de larga trayectoria siempre se habla de si están en un buen o mal momento, pero los toreros con tantos años no cambian su forma de ser, son lo que son y su trayectoria los avala. Lo que pasa es que en esta profesión siempre dependemos del toro, unos te ayudan, otros no, otros aunque sean difíciles, llevando bien la lidia te pueden servir, y hay otros toros que son nulos. En el mundo del toro hay rachas de que los toros embisten o no. Es un factor importantísimo para que el torero pueda sacar lo que lleva dentro y yo, tanto el año pasado como este, me estoy encontrando muy bien, física y anímicamente. El triunfo de El Puerto del año pasado, dado que es una plaza de importancia, siempre sirve. Los triunfos siempre sirven, y estás en boca de todos. Pero creo que los toreros con una trayectoria tan larga están contrastados.
P.–Se puede decir que El Puerto es como su casa, no recuerdo algún año de los 23 que lleva como matador que no haya venido
R.–Es una de mis plazas preferidas donde, gracias a Dios, he tenido tardes inolvidables. La disfruto mucho y me siento muy bien, muy querido. Me gusta el ruedo, la sensación que me transmite, me gusta la afición. Me gusta El Puerto y es una cita que siempre espero con muchísima ilusión.
P.–¿Cómo se consigue tener la capacidad de seguir emocionando, o levantando al público de sus asientos con más de veinte años de matador?
R.–Aparte del trabajo y la disciplina, sobre todo es el concepto del toreo que tengas. Después de 23 años intento seguir mejorando y puliendo cosas. Para mí lo más importante es ser fiel a mí mismo. Nunca me traiciono ni cambio mi forma de torear para agradar al público de una manera que a lo mejor para mí me resulta menos difícil, pero que sé que llego más al público. No. Soy fiel a mi concepto, lo he sido desde siempre, así me lo inculcaron y así lo sigo siendo. Intento un toreo clásico, profundo, puro e interpretarlo de la manera que me sale del corazón. Cuando las cosas salen de dentro, llegan a los aficionados. A mí me pasa con los compañeros. Cuando veo que aquello sale del corazón, inevitablemente te emocionas. En suma seguir evolucionando, limando cosas e intentando torear como a mi me gusta, de una forma natural, pura, clásica y seria.
P.–Se avecina un agosto caliente, ese mar de fondo de Roca y Morante vaticina mucha figura reivindicándose y arreando.
R.–Para mí no es motivo de estar mejor o peor, de motivarme más o menos. Yo pienso en mí. Me llevo bien con todos y tengo mi camino e intento seguirlo. No me influye que pasen cosas con los demás. Intento ser un buen compañero, llevarme bien con todos y respetarlos. Entiendo que son cosas que pueden dar morbo, pero no me afectan. Me llevo muy bien con Andrés, le tengo muchísimo respeto, muchísima admiración y tenemos una relación estrecha. Con José Antonio, en estos 23 años, es de los compañeros con los que más he toreado y disfrutado. He aprendido a disfrutar de mis compañeros porque me gusta verlos. También soy aficionado y me gusta ver a los compañeros cuando están bien y disfruto de ellos. Además verlos estar bien me motiva. Antiguamente se decía que los compañeros cruzaban los dedos para para que el otro pinchara y no cortara orejas, yo no. En ese sentido soy muy noble y me gusta que la gente disfrute, que el compañero esté feliz y que se me contagie a mí también. Siempre he pensado así y así sigo pensando.
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