Opinión

Inés Hernand, Pedro Sánchez y la Guardia Civil

El presidente Pedro Sánchez atiende de soslayo a Inés Hernand al dirigirse al auditorio de los Goya

El presidente Pedro Sánchez atiende de soslayo a Inés Hernand al dirigirse al auditorio de los Goya / RTVE

Inés Hernand, que no es periodista, tampoco una presentadora al uso, no sorprende a quienes ya la han visto en sus contenidos para RTVE Play, al lado de Mercedes Milá en La 1 o en el Benidorm Fest mismo. Su fuerte es que se expresa sin filtros, a veces habla sin pensar porque se siente muy segura de su posición y, en ocasiones, desbarra por impertinente, por bocazas. Tiene mucho encanto para sus seguidores.

Y ser impertinente es lo que le pasó en la gala de los Goya. Ir en un directo tan suelta de manos, y con el logo de RTVE en el micrófono, tiene sus riesgos sobre todo si se extraen momentos fuera de contexto.

Hernand no estuvo afortunada en Valladolid aunque su aportación en la gala de los Goya era en una emisión on line secundaria. Sólo para followers que iban a buscarla. Y la encontraron, claro. Los que iban a verla, en principio, sabían a quién se iban a encontrar. Pelín patosa estaba, la verdad. Ella sabrá la intrahistoria.

Pero en el fondo no fue lo más triste de los Goya (una gala con Ana Belén nunca puede ser un desperdicio). Más triste es que estuviera allí el presidente del Gobierno que en la mañana siguiente no quiso estar en Cádiz y Pamplona para acompañar a los familiares de los guardias civiles asesinados. Pedro Sánchez eludía su responsabilidad. Y todo el cine español eludió su sensibilidad de mostrar al menos un atisbo de respeto a dos víctimas de una injusta y cruel tragedia.

El colectivo del cine perdió una gran oportunidad de estar cerca de ese público al que creen representar y atender. El pasado sábado sólo hubieran hecho falta unos segundos de respeto, de afecto. De aprecio hacia esa Andalucía, ese Cádiz, ese Barbarte que después muchos actores parecen decir de boquilla para que les inviten y buscar el aplauso fácil.

Qué lástima que Andalucía, tratada de pandereta, siga estando en realidad tan lejos. Tan lejos de los políticos. Y la Guardia Civil siga estando tan sola, burlada por ejemplo por esos energúmenos que vitoreaban a los asesinos. La peor Andalucía. Un episodio que nos recuerda los peores momentos de ETA.

La muerte de los dos guardias civiles ha puesto a muchos ante el espejo. Y no nos gusta ese retrato. En esta tragedia se han dibujado bien quienes debían representarnos y quienes dicen representarnos.

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