Chelo Vivares. Actriz

"Con 'Espinete' tuve ahogos y lipotimias. Mi marido me daba el alto"

  • La Academia de TV la ha distinguido esta semana con el Premio Talento. Vinculada al doblaje durante años, se le sigue recordando por haber dado vida a 'Espinete'

Chelo Vivares, en su participación en el programa 'Ochéntame'.

Chelo Vivares, en su participación en el programa 'Ochéntame'. / rtve

Con su compañía del Teatro Tribueñe representa La casa de Bernarda Alba, Bodas de sangre o El retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte, de Valle Inclán, con la dirección de Irina Kouberskaya, que representarán íntegro en el Círculo de Bellas Artes de Madrid el día 24. Chelo Vivares está unida a los escenarios desde pequeña, ya que sus padres eran actores, pero la memoria colectiva la une a uno de los personajes icónicos de la historia de TVE, Espinete. Fueron cinco años unida al rosado protagonista de Barrio Sésamo, cuyo tono de voz aún lo percibimos en los doblajes que participa Chelo, como los hijos de Flanders o Ralph Wiggum en Los Simpson. La Academia de Televisión la homenajeaba este jueves con un merecido Premio Talento.

-Si ponemos el oído en las series de Disney Channel la encontramos en el doblaje de muchos personajes.

-Pero no sólo hago personajes infantiles. También doblo en Anatomía de Grey, en Orange is the new black. Me encanta una de las actrices a la que pongo voz, Arianne Ascaride.

-Aunque cada vez se ven más series en versión original, el doblaje vive un buen momento.

-Es una opción. El que quiere ver las películas y series en versión original ahora lo tiene fácil. En España sigue habiendo muy buenos dobladores. Detrás hay un trabajo muy arduo. No es sólo sincronía, es también dar alma a esa interpretación. Los dobladores somos actores. Con la animación es diferente. Con los personajes de carne y hueso tienes que mimetizarte muchísimo.

-¿Se trabaja ahora con muchas prisas en el doblaje?

-Todo va muy rápido. Me gustaría tener más tiempo. Hay que tener las neuronas muy bien puestas. Hace unos años todo era más detenido, podías ensayarlo. Todo es cuestión de agilidad mental, experiencia y técnica.

-Se trabaja más saliendo en televisión ¿le gustaría tener un personaje en una serie?

-Hoy en día hay mucho teatro lleno porque hay caras conocidas de la televisión en el escenario. Somos muchos y a mí no me va mal, pero por supuesto que estaría bien salir en una serie.

-El gran público, los mayores, tendrán su primer recuerdo por aquel spot de los caramelos Praims ("qué cosas tiene mi novio"...).

-Cuando hice aquel anuncio ya llevaba varios años en el teatro, al que estoy vinculada por mis padres. Estaba haciendo un musical famoso, Gospel. Tenía 22 años.

-Y en esas apareció un erizo..

-En ese momento estaba grabando un Estudio 1. Me llamaron a un despacho y allí me tomaron medidas. Me dijeron que iba a ser un buen trabajo, pero no me adelantaron nada. Después, otro día, en una prueba que hicieron otras actrices, en otro estudio me presentaron al muñeco. Me metí dentro y fui dándole vida...

-¿Cómo fueron esos primeros días dentro de Espinete?

-Difíciles. Si se ven los primeros capítulos se nota que en el personaje hay otra timidez, otra voz, que fui amoldando. Fui perfeccionando Espinete escuchando a los niños, sus movimientos, sus expresiones. Me daban el guión y lo iba adaptando a la forma de hablar.

-En cada sesión tenía un tiempo limitado. Lo de estar en un peluche debe ser asfixiante.

-De todo. Tuve ahogos, lipotimias. Mi marido, Juan Ramón, era el que me daba el alto (Juan Ramón Sánchez, Chema el panadero).

-¿Le trajeron a Espinete desde Israel?

-El Espinete israelí era muy difícil de manipular. Era mucho más feo. Fui a Nueva York para que hicieran el que salió en TVE. El modelo se hizo dos veces, por el desgaste.

-Y nunca movió los ojos...

-Era muy difícil darle expresividad. Por eso era importante moverse como un niño. La boca de Espinete era como un guante y con el índice movía las cejas o el hocico. Sólo podía hacer esas expresiones. Me turnaba las manos del movimiento.

-Ya se sabe que don Pimpón era una representación del actor Alfonso Vallejo.

-Nunca quedó claro. Como lo de la nariz como un pico de águila.

-Se quejaron de lo mucho que se repitió Barrio Sésamo, pero al lado de Los Simpson...

-Pero sí, creo que se repitió mucho Barrio Sésamo en su momento. Cuando dejamos de grabar, sobre 1988, me pareció bien un descanso, pero hubiera estado bien proseguir. En verdad ya no se hacen ese tipo de programas infantiles, en ninguna cadena.

-¿Le importa que todavía le preguntemos por Espinete?

-No, me encanta. Fue un trabajo muy grato.

-¿Y sobre Curro, el de la Expo?

-Con Curro sólo fueron un par de actos, en la inauguración de la Expo y en un evento deportivo. Me llamaron porque se pensaban hacer muchas cosas después, pero todo lo previsto se quedó en nada. Había un Curro inflable con una persona dentro que asistía a actos...

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