Decenas de desalojados del antiguo instituto de Badalona pasan la noche al raso

La plaza contigua al B9 se llena de tiendas de campaña en las que los inmigrantes se han reubicado

Los Mossos desalojan a decenas de personas del antiguo instituto B9 de Badalona

Las personas desalojadas del instituto B9 de Badalona acampan en la calle. / Kike Rincón (EP)
Lara Malvesí (Efe)

Badalona (Barcelona), 18 de diciembre 2025 - 12:38

El frío, el cansancio tras una noche sin pegar ojo y la desesperación por no tener alternativas habitacionales para el futuro más inmediato marcan este jueves el ánimo de las decenas de inmigrantes subsaharianos que han pasado la primera noche al raso frente al desalojado instituto B9 de Badalona.

Han intentado dormir en tiendas de campaña en la plaza contigua al instituto en el que hasta el miércoles pasaban las noches, en el barrio de San Roque, un edificio de titularidad municipal que ha vuelto a manos del Ayuntamiento del popular Xavier García Albiol tras ejecutarse el desalojo por orden judicial.

Por la noche intentaron calentarse con dos hogueras de las que en la mañana de este jueves aún quedaban brasas a las que acercarse. En las últimas horas la temperatura no ha subido de los 9 grados.

Entre otros, Sambang, que reconocía no haber podido pegar ojo: "hace demasiado frío, no se puede dormir, y además a un amigo le hemos mantenido al lado del fuego porque si no se nos muere".

La plaza se encuentra acordonada, aunque los inmigrantes y vecinos de los bloques de pisos que la rodean entran y salen ante la presencia de efectivos de Mossos y Guardia Urbana y el interés de algunos medios de comunicación.

Algunos de los que moraban en el B9 se fueron en los días previos por miedo al incipiente desalojo en búsqueda de otro techo bajo el que cobijarse, mientras que otros grupos resistieron hasta el final, aunque eso les privó en algunos casos de poder recoger todas sus cosas y ha implicado pasar la noche en el calabozo.

Mamadou, de Senegal, ha explicado a Efe que él y otros compañeros fueron identificados y llevados a dependencias policiales durante la noche. Por la mañana volvía al lugar para pedir a la Policía, sin éxito, poder entrar al recinto a por sus cosas. "En mi maleta tengo también mis documentos", ha contado con desesperación.

Kullibali, un carnicero que llegó hace años a Badalona de Costa de Marfil, se ha acercado a ver a sus "compañeros". Él comparte piso con otros compatriotas y explica que ha podido dar techo a un par de los desalojados. "Muchos estamos ayudando todo lo que podemos", ha afirmado.

El desalojo del B9, el mayor asentamiento de personas sin techo en Cataluña, se saldó con 19 detenidos, la mayoría en aplicación de la ley de extranjería, y 181 personas identificadas.

El alcalde de la ciudad, el popular Xavier García Albiol, celebró que se llevara a cabo el desalojo tras un proceso judicial de más de dos años, "una actuación necesaria, muy esperada y absolutamente justificada", a su juicio.

"Dije que sacarían a esta gente y lo hemos hecho porque Badalona no puede ser un refugio para la ilegalidad, ni para comportamientos conflictivos que perjudiquen a aquellos que quieren algo tan sencillo y normal como es poder vivir cada uno en su casa", dijo Albiol, que dejó claro que el Ayuntamiento no iba a invertir "ni un euro" en dar una solución habitacional a los desalojados.

La Generalitat, a través del Departamento de Derechos Sociales, está haciendo gestiones para que se atienda al máximo número de personas, si bien han recordado que en última instancia es "competencia municipal".

Entre los servicios movilizados por el consistorio de Badalona y los hilos movidos por los servicios sociales y las entidades, por ahora algo más de 60 de los más vulnerables habrían obtenido alguna solución de corto plazo.

El desalojo podría haber llevado a los inmigrantes sin techo a buscar otro edificio tanto en Badalona o en la cercana Barcelona, si bien los servicios sociales no contemplan expresamente en su casuística casos como el haber sido desalojado en un municipio distinto para dar soluciones de urgencia como pensiones o albergues.

La mayoría de vecinos no quería hablar con los medios este jueves, aunque sí lo ha hecho Lorenzo, un "vecino de toda la vida" del barrio que preguntaba a la prensa cuándo se iban a "marchar del todo" los inmigrantes.

"Soy gitano y no soy racista, pero estamos muy contentos de que los hayan echado. Ayer había gente aquí con megáfonos diciendo que había que pararlo. Pues yo les digo que se los lleven ellos a su casa", ha añadido.

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