Opinión

¡Qué escándalo...se cantan saetas!

Una saetera canta en Candelaria cuando todavía lo hacían con micrófono.

Una saetera canta en Candelaria cuando todavía lo hacían con micrófono. / Lourdes de Vicente

En la mítica película Casablanca, el cínico Capitán Louis, que se embolsaba el dinero de la ruleta, ante la orden del malvado nazi que manda en la ciudad, cierra el café de Rick gritando ¡¡¡Que escandalo aquí se juega!!!.

Muchas cofradías gaditanas, celebran sus mas importantes actos contratando a un cantaor de saetas. En el propio pregón, cantó Manolo Gago, maravillosamente y con gran sentimiento. Algunas cofradías me han llamado en años anteriores para contratar saeteros que canten a sus imágenes.

Hace tres años, la catedra de Flamencología, ante la práctica desaparición de la Saeta de nuestra Semana Santa de Cádiz, ideó que se cantara de forma altruista, a todos los pasos de todas las cofradías, una saeta. Para no interrumpir la procesión, elegimos la plaza de Candelaria, a la salida de Santiago, el túnel, para que, sin detenerse los pasos, sin interrumpir la procesión ni retrasarla, diera tiempo a cantarle desde el balcón de una Oficina de la Junta de Andalucía. El proyecto fue presentado al Consejo de hermandades, y este lo trasladó a las cofradías. Por motivos políticos inconfesables, se tuvo que suspender con todo preparado.

Este año gracias a la colaboración de las autoridades de la Junta de Andalucía, sensibles a este proyecto cultural, hemos conseguido el balcón de Candelaria, aunque el permiso llegó de Sevilla el mismo Viernes de Dolores. El día anterior, gracias a “radio macuto” sabíamos que se nos concedería y lo comunicamos inmediatamente al Consejo.

Un opinante, al parecer cofrade, desde la valentía del anonimato, nos pone de “Chupa de Dómine” por la “osadía” de cantarle a todos los pasos de nuestra Semana Santa. Según él, el cantar saetas y con micrófono es “un despropósito que hunde la Fiesta”. También hace tres años un impresentable, dijo en “un papel oficial” que cantar saetas era incompatible con retransmitir las procesiones. No sabíamos que la Semana Santa fuera una Fiesta, creíamos que conmemorábamos la pasión y crucifixión de Cristo y el dolor de la Virgen, y eso es lo que rezan cantando (no por bulerías) los saeteros.

Por otra parte, el micrófono es un invento moderno, que incluso es usado por muchos sacerdotes para decir la misa, y no sabíamos que se comiera el sentimiento o la espiritualidad del que canta. Afortunadamente no todo Cádiz piensa así, y la televisión Onda Cádiz desplaza espontáneamente y con esfuerzo, un micrófono inalámbrico para que las saetas lleguen a sus televidentes; algunos pasos -sus capataces y cargadores- mecen a sus imágenes mientras se les canta y el público que presencia los desfiles procesionales y que abarrota la plaza de candelaria aplaude satisfecho cada intervención.

Recuerda el valiente y anónimo opinante los concursos con premios en metálico que se celebraban en los años noventa, ignorando que hoy los 30 cantaores se han ofrecido de manera absolutamente altruista a colaborar con el engrandecimiento de Nuestra Semana Santa. También en el siglo pasado, la carga de los pasos era retribuida y ahora se hace por devoción.

La Semana Santa de Cádiz, ya ha perdido alguna de sus tradiciones, que no es el momento de enumerar, pero sí decir que las tradiciones no deben perderse pues unidas al fervor a las imágenes, y a toda una maravillosa conjunción de orfebrería, talla dorados, bordados cera, flores… nos llevan a la emoción y acentúan nuestros sentimientos.

La Saeta es un doble invento gaditano. La litúrgica, la creó el Beato Diego, y el pueblo pronto la aflamencó estando documentada en Cádiz desde 1860, medio siglo antes que su aparición en Jerez, Sevilla o Málaga por poner ejemplos de Ciudades donde hoy florece con fuerza. Posiblemente nos hayamos equivocado al poner una mínima megafonía en el balcón de Candelaria. Pensábamos que la voz podía perderse en un espacio tan abierto y que se llena de un público que las escucha con enorme respeto.

Por petición del presidente del Consejo, hemos retirado el micro y su altavoz y pedimos humildemente perdón a los que se sientan ofendidos por utilizar estos aparatos tan modernos… En cualquier caso, las cofradías que no deseen que sus titulares escuchen estas saetas que le “remueven las entrañas” a nuestro valiente y anónimo escritor, no tienen más que llamarnos, con lo que avisaremos al saetero para que no se tome la molestia de venir a cantar. Siempre mejor así que ordenar a la banda que toque sin descanso justo al pasar por el balcón, como hizo el Lunes Santo el hermano mayor de Misericordia. Es una forma poco cristiana de negarse a que una joven le cantara a la viñera Virgen de las Penas. La chica se fue llorando.

El mundo del flamenco gaditano, tan cofrade, esta muy dolido por esta incomprensión y estas actitudes absolutamente increíbles en cualquier ciudad de Andalucía, en la Cátedra, también desagradablemente sorprendida, hemos terminado pensando como Cervantes. “ladran…luego cabalgamos”.

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