La crónica del Martes Santo en Cádiz

Un cuidado escenario para el Martes Santo

  • Hasta el cielo quiso tornar en gris para acompañar a la jornada que recuperaba las procesiones de Piedad y de Sanidad, que no salían a la calle desde 2019

  • La música es el elemento diferenciador de este día

  • Así te contamos el Martes Santo

Sanidad  en la Semana Santa  de Cádiz 2023.

Sanidad en la Semana Santa de Cádiz 2023. / Julio González (Cádiz)

Hay elementos que sin uno esperarlo, casi sin saberlo incluso, se unen y arropan a la realidad protagonista hasta parecer que está hecho ex profeso para esa situación o contexto. Y si las procesiones de Semana Santa pudieran tener cierto aire de representación teatral, en donde todos y cada uno de los participantes (desde el que porta la cruz de guía hasta el que toca un instrumento e incluso el que contempla la hermandad en la acera) tiene un papel que cumplir, del Martes Santo se podría decir que tuvo ayer el decorado preciso, el escenario ideal para la evocadora jornada.

El cielo gris que durante todo el día cubrió la ciudad no podía ser marco mejor para acompañar a la sobriedad que abría la jornada desde Santa Cruz o para sintonizar con el palio que cerraba el día desde la calle Ancha. Un grisáceo Martes Santo que parecía una fotografía antigua, en blanco y negro, de cofradías de Cádiz. Difícil encontrar mejor escenario en el que salir a la calle hermandades históricas como Piedad, Ecce-Homo y Columna; para acompañar el negro y morado de Sanidad; o para hacer juego con el cortejo del Caído.

La tonalidad del cielo fue durante todo el día rápidamente contrastada al unísono por las hermandades, que insistían en que la ausencia de sol no iba pareja, en ningún caso, a la posibilidad de lluvia. Tan fue así, que a diferencia de otras ocasiones ni siquiera se celebró una reunión matutina en el Consejo para analizar partes meteorológicos o posibles actuaciones en el día.

A la hora convenida, las cinco en luto de la tarde, Cristo se ponía de nuevo en la calle, esta vez con la cruz al hombro en una calle de la Amargura cuyo empedrado sobre el paso parece una continuidad del existente en la plaza de Fray Félix; daba así comienzo una jornada en la que los relojes volvieron a funcionar después de un Lunes que se alargó casi dos horas más de lo previsto inicialmente.

Tiene el Martes Santo la peculiaridad de que las cinco cofradías se ponen en la calle con apenas dos horas de margen. Una circunstancia que reparte el público por todo el casco histórico, aunque luego todos los cortejos confluyan prácticamente por el mismo itinerario, hasta el punto que pegado al músico de la última hermandad por Nueva y San Juan de Dios (Ecce-Homo) marchaba nuevamente la cruz de guía de Sanidad, esta vez ya de vuelta al Pópulo. A las cinco salía la cofradía de Santa Cruz; a las seis lo hacían Piedad desde Catedral y Caído desde San Francisco; diez minutos después inicia Columna su camino a carrera oficial; y a las siete menos veinte se plantaba Ecce-Homo en la calle Ancha.

Cinco cofradías en la calle, música a raudales, desde el trío de capilla delante del Señor del Mayor Dolor hasta las bandas del resto de los pasos. Ecce-Homo, que en los últimos tiempos vienen potenciando algunos como himno de la Semana Santa gaditana, y Piedad como composiciones posiblemente más interpretadas este quinto día seguido de procesiones; Lágrimas como único exponente cofradiero del Maestro Cubiles; la marcha universitaria por antonomasia, Virgen de los Estudiantes, para marcar el inicio de Reynoso como capataz del paso de Desamparados… Y la espectacular Rosario en su única incursión en la Semana Santa de su ciudad -qué pena que Cádiz sólo pueda disfrutar de un día de esta banda de cornetas y tambores que llegó a procesionar hasta en tres jornadas hace no muchos años- generando una inusitada expectación tras el misterio de Columna.

La música, sin duda alguna, es otro de los grandes elementos que definen a esta jornada que recuperó este año la totalidad de hermandades, después de que la lluvia impidiera el pasado año que Piedad y Sanidad salieran de sus templos, a la vez que precipitó el final del día con el regreso acelerado y bajo agua de las otras tres. Piedad y Sanidad, por tanto, recuperaban la calle que no pisaban desde el año 2019, que se dice pronto. Y lo hacían, además, con un cielo gris que se sumaba al clasicismo palpable en el ambiente, perceptible en la música del día y contundente en la imaginería. Qué mejor escenario se puede pedir para un Martes Santo.

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