Fiesta de la Patrona de Cádiz 2020

Las colas de la fe

  • Cientos de gaditanos y devotos aguardan en fila en los exteriores de Santo Domingo para ver a la Virgen del Rosario en el día de su fiesta

  • El coronavirus estuvo muy presente durante la función votiva presidida por el obispo, Rafael Zornoza

Muchos gaditanos esperan en las puertas de Santo Domingo para visitar a la Virgen del Rosario.

Muchos gaditanos esperan en las puertas de Santo Domingo para visitar a la Virgen del Rosario. / Lourdes de Vicente

Cádiz y su devoción a la Patrona le ganó la batalla al coronavirus, y a pesar de los muchos inconvenientes que rodean hoy al día a día cotidiano, muchos han sido los que no han querido faltar a la tradición de acercarse un 7 de octubre a Santo Domingo a ponerse a las plantas de la Virgen del Rosario. Tantos, que las colas para acceder al interior de la iglesia han sido una constante durante toda la mañana festiva. Centenares de gaditanos que no han querido faltar a su cita con la Patrona, a pesar de que la procesión se había suspendido y la celebración se reducía al interior de Santo Domingo. Las colas de la fe y la devoción.

Esas colas de gaditanos, muchos de ellos con su vara de nardos en la mano, es la imagen de un 7 de octubre marcado por el coronavirus. Pero no ha supuesto ninguna sorpresa ni contratiempo porque desde bien temprano en el entorno de Santo Domingo había presencia de Policía Local y de Protección Civil para garantizar el cumplimiento de las medidas actualmente en vigor respecto a la epidemia. Además, en el interior de la iglesia se ha dispuesto, como ha ocurrido durante toda la novena a la Virgen, un férreo dispositivo de seguridad para mantener el orden y las distancias en un día que se preveía concurrido aunque quizás no tanto como ha resultado al final.

En el interior del templo, con la Patrona sobre su paso procesional en el altar mayor como cualquier 7 de octubre, la pandemia ha sido también la gran protagonista, tanto en el voto de la ciudad que volvió a renovar el deán de la Catedral, Ricardo Jiménez -en un acertado nuevo rumbo de esta ceremonia obligado por la ausencia del alcalde, del equipo de gobierno y de la delegación en cualquier otro ciudadano del voto de la ciudad desde el año 2016- como en la predicación del obispo diocesano, Rafael Zornoza, que presidió la celebración ‘escoltado’ por el deán y por el vicario general, Óscar González.

El voto del deán

Ricardo Jiménez echó mano del pasado para recordar que “en tiempos de peligros y epidemias, tu pueblo acudía a ti para implorar tu protección y nuestros gobernantes, representados por los cabildos municipal y catedralicio, siempre suplicaron tu intercesión en la dificultad y nunca olvidaron agradecer en tiempos de bonanza”. “Hoy estamos sufriendo las consecuencias terribles de esta pandemia que nos ha recordado lo cerca que está la muerte de nosotros, que nos ha mostrado cómo nuestra economía y nuestros negocios se resienten y, lo peor de todo, que ha convertido el miedo en un sentimiento cotidiano”, trasladó el deán, que pidió a la Patrona “que intercedas para que se nos conceda el don de la fe y de la esperanza”, “que cuides de todas las victimas que están sufriendo el ataque de esta pandemia”, que atienda “las necesidades de todas las familias que pueblan esta ciudad”, que no olvide “las lacras que siguen afectando a esta, tu ciudad, y que en estos tiempos de enfermedad se acentúan como el paro, la infravivienda, la pobreza, las personas sin hogar, las familias rotas, el aborto, la droga, los inmigrantes no integrados…”, que conceda a los gobernantes “un corazón generoso para gastar su tiempo y sus energías por el bien de esta tierra” sin permitir “que la soberbia, la división, la crispación política o la cortedad de miras eche raíces en sus corazones”, que conceda a la Iglesia gaditana “el ardor necesario para evangelizar, la ilusión de construir el Reino de Dios y bendícela con la generosa respuesta de sus jóvenes para abrazar la vida sacerdotal o religiosa”, y que cuide “de aquellos que no tienen fe”.

Que el miedo no se asiente en nuestros corazones ni la desesperanza apague la fe, y que esa fe que nos legaron nuestros mayores al acudir a ti en los momentos de dificultad guíe nuestros pasos hoy”, concluyó el deán.

La predicación del obispo

“Quién nos iba a decir cuando otros años recordábamos las epidemias de las que nos libró la Virgen que íbamos a volver a pasar por una situación como la actual. Creíamos que eran cosas de otros tiempos, pero estamos comprobando que son situaciones dolorosísimas que nos está afectando a todos”, comenzó diciendo Zornoza en su homilía, que ya acudió a las plantas de la Patrona a pedir su intercesión al principio de la epidemia y que este 7 de octubre ha regresado recordando que la ciudad no ha sido -hasta ahora- especialmente afectada por la epidemia y poniendo de relieve que junto al coronavirus el mundo sufre de otras epidemias: “las desigualdades, injusticias, la trata de personas, las nuevas esclavitudes...”. “Nosotros hoy tenemos que hacer más mención de ello para pedirle a la Virgen que nos libre de todos los males, y que superemos todas estas deficiencias, que nos llevan a darnos cuenta de una pobreza y de una debilidad mayor del hombre, que no es solo la física u orgánica, sino moral”, trasladó Zornoza, que también ha hecho mención a la encíclica publicada hace unos días por el Papa Francisco destacando su mensaje de asumir “una ética del riesgo”. “No nos conformemos con ser buenos, sino que asumamos el riesgo de comprometernos, el riesgo de entregarnos, de compartir, de buscar el bien, de arriesgarnos nosotros mismos por amor a los demás”, ha exigido el obispo.

Testigos de estas afirmaciones eran una docena de sacerdotes (número muy inferior al de años anteriores) que participaron de esta función, así como de una decena de concejales de la Corporación (el grupo municipal del Partido Popular al completo, los concejales socialistas Mara Rodríguez y Óscar Torres, la edil de Ciudadanos Carmen Fidalgo y el concejal no adscrito Domingo Villero), la delegada del Gobierno andaluz, Ana Mestre; el subdelegado de Defensa, Joaquín González; el presidente de la Audiencia Provincial de Cádiz, Manuel Estrella; el comandante naval de Cádiz, Juan Luis Benavides; o el presidente del Consejo de Hermandades, Juan Carlos Jurado, entre otros muchos devotos que llenaban por completo los sitios disponibles en el interior del templo, siguiendo incluso la ceremonia a través de una pantalla que colgaba en una nave lateral o desde el claustro.

Todos ellos dieron paso una vez terminada la función (en torno a las doce y cuarto del mediodía) a la ofrenda de la ciudad que aguardaba en una cola que llegaba a la Cuesta de las Calesas para poder acceder a una iglesia que ha permanecido abierta todo el día y que por la tarde ha vuelto a congregar a numeroso público para rendir a la Virgen un homenaje de oración, música y poesía en sustitución de su salida procesional, con la participación de un grupo de músicos de la banda Maestro Dueñas y de cantaores que han rezado a la Patrona por alegrías.

El coronavirus ha privado a la ciudad de ver a la Virgen del Rosario por sus calles, como lo ha hecho con todas las imágenes sagradas a lo largo de este 2020; pero la ciudad le ha ganado la batalla a la epidemia y ha sido fiel a la tradición de acudir a las plantas de la Patrona el 7 de octubre. Que no falte la fe y la esperanza.

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