Hermanos mayores, miembros de junta, responsables del cortejo, hermanos de toda la vida, capataces, cargadores... Todos ellos debían estar estos días dando forma en las calles a la Semana Santa 2020, la que la epidemia del coronavirus ha dejado en sus templos y en sus casas. Los principales afectados por la suspensión de las salidas, esos que la viven en primera línea, responden este Viernes Santo a dos preguntas concretas:

1. ¿Cómo vive la Semana Santa sin procesiones?

2. ¿Cuál es su mejor recuerdo del Viernes Santo?

En el caso de la hermandad de Descendimiento, valoran sus sensaciones el hermano mayor, Antonio Macías, y el tesorero, Francisco Oliva.

Antonio Macías, hermano mayor

1. Esta extraña Semana Santa la vivo viendo vídeos y escuchando marchas procesionales, e incitando a mis hermanos a cumplir con lo decretado por el Gobierno.

2. El mejor recuerdo, volver a la tarde del Viernes Santo después de una reflexión profunda. La hermandad ha ganado con el cambio así como la incorporación del cinturón de esparto. Todo ha sido positivo, al igual que el recogimiento en esa jornada.

Francisco Oliva, tesorero

1. El estado de alarma me pilló en el campo, y aquí las cadenas de televisión que llegan no ponen procesiones y el internet llega con dificultad, así que lo estoy viviendo como un retiro espiritual, muy aconsejable de vez en cuando.

2. Mi mejor recuerdo del Viernes Santo fue el del año pasado. Aunque yo ya había salido con mi hermandad en Viernes antes del paso a la Madrugada, el del año pasado fue especial para mí porque nuestro cortejo siguió manteniendo su sobriedad y nuestro misterio lució mucho más con la luz del día. Además, hay Viernes Santos que no puedo olvidar de principios de los ochenta, cuando en la salida y recogida de nuestro paso, mi madre y la madre de Juan Lucena Morant cantaban saetas.