El día de María. En mayúsculas y por la puerta grande. Intenso sábado el que se vivió ayer con el acercamiento de los devotos a la Virgen de las Angustias y a la Virgen de los Desamparados. Dos muestras más del trabajo de las cofradías por mantener viva la llama de la fe en este Cádiz envuelto en papelillos y letras -demasiadas- de dudoso gusto y poco respeto.

En la iglesia de San Pablo se ponía fin ayer a una deuda que se mantenía con la Virgen de las Angustias desde hace mucho tiempo, desde que la hermandad se propuso intervenir a la bella Dolorosa y el Obispado empezó a colocar piedras en el camino hasta salirse con la suya (que no era otra que impedir que Sánchez Peña hiciera el trabajo, en una suerte de sonrojante venganza). Finalmente se ha logrado ejecutar la necesaria restauración, que ha corrido a cargo de los médicos de cabecera de la imaginería de Cádiz, Pilar Morillo y Álvaro Domínguez, que siguen sumando éxitos a su trayectoria profesional.

Y si los hermanos de Ecce-Homo y el resto de devotos pudieron ayer acercarse a la Virgen de las Angustias, expuesta en besamano extraordinario, también hubo anoche un acercamiento hasta ahora inusual de los devotos con la Virgen de los Desamparados de la Castrense. La rehabilitación del templo ha servido, entre otras muchas cosas, para hacer accesible el camarín de esta histórica imagen, que ayer abrió por primera vez sus puertas para que el pueblo esté más cerca de esta imagen que preside el primitivo altar de la ermita del Santo Ángel. Todo ello gracias al empeño y esfuerzo de la hermandad, además de a la colaboración del párroco.

Acceso al camarín de la Virgen de los Desamparados

En el día de la Virgen, estas dos hermandades sirven de ejemplo de ese esfuerzo que sigue vigente en el siglo XXI por acercar la fe al pueblo, por mantener viva la llama de la Esperanza, por ejecutar de manera decidida esa evangelización que con tanta insistencia pide la Iglesia y que en este sur tiene a las cofradías como principales agentes.

EL DETALLE. 250 años en San Francisco

Pintura conmemorativa del 250 aniversario del Cristo de la Vera-Cruz

Andan de enhorabuena en la cofradía de Vera-Cruz, que ya celebran el 250 aniversario de la llegada al culto del actual Crucificado. El viernes presentaron la pintura que anuncia esta efeméride, un curioso trabajo de José María Gallardo que viene a recrear el momento de la bendición de la imagen; y un elegante programa de actos y cultos extraordinarios que arrancará el viernes 3 de marzo con el vía crucis del Cristo por las calles de la feligresía (dicen que en una parihuela en la que la imagen irá alzada, no tumbada) y se extenderá hasta Cristo Rey, cuando celebren una función de acción de gracias que culminará un triduo extraordinario los días previos.

La hermandad proyecta colocar un mosaico de grandes dimensiones en la plaza que lleva el nombre del Crucificado, como ya intentó en 2016; y quiere desarrollar una exposición en torno a este aniversario, además de anunciar la publicación de un libro y una peregrinación a Santiago de Compostela.

Con motivo de este aniversario, la cofradía ha cambiado además la fecha de sus cultos, que retrasa una semana para coincidir la función principal justo con el día en el que hace 250 años el cabildo de hermanos aprobó que la nueva imagen pasara a ser la titular de la cofradía, sustituyendo al Cristo indiano que afortunadamente sigue conservando la hermandad y que incluso fuera restaurado en 2016 con motivo del 450 aniversario fundacional.

Qué buenas son estas efemérides para recordar de dónde venimos y el por qué la realidad de nuestras cofradías y de nuestra Semana Santa actual es la que es. Feliz aniversario a los cofrades de la decana.