San Fernando

El tranvía remata la segunda gran remodelación de Real en siete años

  • Tras once meses de obras concluye la reurbanización de la calle principal de La Isla en todos sus tramos aunque quedan todavía pendientes de repasar las terminaciones en algunas zonas

En la calle Real ya no hay losas rotas. Al menos, no como se veían hace tan solo un año. El penoso estado del pavimento que se achacaba a la excesiva permisividad del Ayuntamiento con el tráfico rodado durante los últimos años ha dado paso a una nueva imagen, no precisamente muy refinada -con las franjas de hormigón impreso colocadas para afianzar la solería de granito- pero sí más eficiente y, al parecer, robusta.

La Agencia de Obra Pública de Andalucía estima que en cuestión de días los trabajos estarán completamente acabados. De hecho, hace semanas que no hay ningún tramo abierto y la reposición del pavimento se ha completado ya entre José Ramos Borrero y el Castillo de San Romualdo. Eso sí, todavía pueden verse algunas vallas de obra y algunos operarios trabajando en los últimos retoques, especialmente, en el sellado del corkelast, el material elástico que está colocado junto a la vía.

Tras once meses de obras y siete años después de la apertura de los primeros tramos peatonales, la calle Real -y sus cruces transversales- muestra su nuevo aspecto mientras espera la última fecha que se ha dado para la puesta en funcionamiento del tren-tranvía de la Bahía: el segundo semestre de 2017.

La segunda remodelación global de la arteria principal de San Fernando que se ha llevado a cabo al hilo de este polémico proyecto promovido por la Junta de Andalucía se ha incluido en el contrato para la adjudicación de la vía ciclista paralela al trazado del tranvía, que cuenta con un presupuesto de 1,8 millones de euros. La ejecución de estas obras, pactadas con el Ayuntamiento de San Fernando desde la primavera de 2014, se adjudicó a la empresa Martín Casillas y arrancó en el pasado mes de enero, a la conclusión de la campaña navideña del comercio. Eso sí, semanas antes se ensayó en un tramo de pruebas -en las inmediaciones de la calle Santo Entierro- para comprobar la viabilidad de la solución propuesta.

El punto de partida de esta actuación era la lastimosa imagen que ofrecía toda la calle Real y el preocupante deterioro del pavimento, que desde la Junta se achacaba a un tráfico excesivo y a la permisividad municipal que existía en este sentido y desde el Ayuntamiento a una ejecución deficiente de los trabajos. La situación había desatado además protestas vecinales y había ahondado en el creciente malestar de la ciudadanía hacia el proyecto, que acumulaba ya entonces seis años en la calle Real.

Pero las obras que se han llevado a cabo no han consistido en la mera reposición de las losas rotas. En realidad, se ha ido más allá para replantear el diseño inicial de la calle Real con el propósito de reforzar el pavimento, de hacer más fuerte a la arteria principal, para permitir el paso limitado de vehículos. De un diseño puramente peatonal -el que se acometió en 2007- se ha pasado a otro semipeatonal. De ahí las franjas de rodadura de hormigón impreso que discurren paralelas a las vías a lo largo de toda esta calle central y que pretenden también servir de guías para los vehículos a los que se les permitirá circular por esta calle (el Ayuntamiento, de hecho, está elaborando una ordenanza en este sentido).

También se ha intervenido en las intersecciones con la calle Real, que son zonas que se han visto especialmente dañadas por la permanente circulación de vehículos, para la que el pavimento escogido en su día no estaba preparado. En estos cruces se ha optado por un pavimento de adoquines de granito. La obra, además, se ha llevado a cabo a partir de una elaborada planificación dividida en 22 tramos que, aunque ha tenido que ser modificada a medida que se llevaban a cabo los trabajos, ha estado muy lejos de ocasionar los problemas de la primera remodelación.

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