Puede que el Martes Santo sea la jornada de la Semana Santa isleña más mariana o la más cofrade de todas, como suele decir con frecuencia el tópico pregonero al referirse a la tercera tarde de procesiones que regalan nuestras hermandades. Puede que sea así, que la manida expresión, tantas veces repetida en crónicas, en exaltaciones y presentaciones de carteles tenga mucho de certero y sea realmente atinada para describir esta tarde única de la Semana Santa isleña. En todo caso, la jornada es realmente excepcional gracias al protagonismo de sus tres hermandades, al enorme peso que las tres tienen, a la fuerza increíble con la que las tres -isleñísimas a su manera- arrastran, exhiben y despliegan por la ciudad sus señas de identidad, su forma de ser, su maneras de entender la Semana Santa, de estar en la calle, de entregarse a la ciudad.

Para José Antonio García Fierro, que desde 2008 ejerce de hermano mayor de la hermandad de Nuestro Padre Jesús Atado y Flagelado a la Columna, el Martes Santo es un día especial, un día que además le permite  por fin relajarse, una vez finalizada la estación de penitencia de su cofradía y la faena del desmontaje de los pasos. Un día al que asoma con un único objetivo: disfrutar en plenitud de la Semana Santa y de sus hermandades. Para José Antonio, que hará las veces de nuestro vocal de día para el Martes Santo, es imprescindible comenzar la jornada con la visita a los templos de las hermandades del día. Primero, a la Divina Pastora, a cumplir con la hermandad de la Sagrada Oración en el Huerto y María Santísima de Gracia y Esperanza. Una de sus debilidades en este tercer día cofrade. "Vivo en Murillo, muy cerquita. Mi mujer es del barrio de la Pastora. Siempre me he sentido bastante vinculado a las cofradías de allí", explica.

Luego, hay que aprovechar la mañana y pasear tranquilamente hasta San Francisco, a ver la Caridad, y a la iglesia del Parque, a ver el Prendimiento. La tarde, que está a la vuelta de la esquina, sugiere comenzarla con la salida de la hermandad hortelana, poco después de las seis. El numeroso cortejo que acompaña al paso de Jesús Orando en el Huerto de los Olivos y el palio de la única dolorosa coronada de La Isla son indispensables en esta tarde.

José Antonio acude luego en busca de la hermandad del Prendimiento, que marcha hacia las Capuchinas para hacer su estación de penitencia, otra de las escenas que esta tarde no hay que perderse en esta jornada de procesiones.

Hay un momento que a nuestro guía del Martes Santo le gusta especialmente para ver el cortejo de la hermandad de la Caridad: cuando la cofradía desembarca en la plaza de la Iglesia y se dispone a entrar en Carrera Oficial, ya a última hora de la tarde, cuando la jornada alcanza su total plenitud y en el centro de La Isla no cabe un alfiler. "Me gusta ver a Caridad en la plaza de la Iglesia, cuando llega.Especialmente, desde que tiene el paso nuevo -de orfebrería de los talleres sevillanos de los hermanos Delegado- y el misterio tiene esa majestuosidad, ese poderío".

José Antonio, que por razones laborales se ha llevado unos cuantos años fuera de San Fernando y ha conocido la Semana Santa de otras localidades, ve con otros ojos ahora a las cofradías de La Isla. Es casi  como un reencuentro, explica. Por eso, el Martes Santo le gusta. Por ese sabor isleño que desprenden sus tres hermandades.

Pero la jornada del Martes Santo depara también una de las noches más especiales y extraordinarias de toda la Semana Santa, con lugares y momentos muy destacados para cada una de las cofradías del día: la bajada de la calle Ancha que hace la hermandad del Huerto antes de recogerse, el Prendimiento cuando atraviesa el parque Almirante Laulhé, la Caridad por la calle Comedias. Hoy hay que elegir.

"Me gusta especialmente el momento en el que la hermandad del Prendimiento hace su entrada en el interior del Parque", recomienda el hermano mayor de Columna. También, por supuesto, el palio de Gracia y Esperanza cuando baja la calle Ancha.

José Antonio, además de Columna, es hermano de la hermandad de la Vera Cruz de Puerto Real, curiosamente, "la más antigua de la Diócesis", apunta. A ella llegó por vinculaciones familiares y amistades. "El roce termina haciendo el cariño", explica. En su juventud fue hermano de muchas otras hermandades. Salió en Medinaceli, en Desamparados... Luego dejó La Isla por un tiempo.

Hoy recomienda encarecidamente a los isleños disfrutar de las tres hermandades de la tarde, porque el Martes isleño es uno de los días clave para entender la Semana Santa isleña, su forma de ser, sus tradiciones. Es una jornada indispensable en sus tres vertientes nazarenas, en sus tres concepciones cofradieras.