"Hasta ahora no se ha valorado mucho la investigación, pero eso está cambiando"
Marina Murillo. Premio de investigación matemática vicent caselles
La Real Sociedad Matemática Española (RSMD) define a los premiados como "los próximos líderes de la matemática". Entre ellos, este año, está la joven doctora isleña Marina Murillo
Marina Murillo siempre destacó en los estudios. Era una alumna brillante. Así lo explican los que durante años compartieron aula con ella. Pero no se trata únicamente de una impresión, de la opinión de aquellos que bien la conocen. Sus méritos están sobradamente contrastados. El próximo 5 de octubre acudirá a Madrid a recoger el Premio de Investigación Matemática Vicent Caselles, un galardón que entregan Fundación BBVA y la Real Sociedad Matemática Española (RSME) que reconoce la trayectoria de los matemáticos menores de 30 que considera que están destinados a ser "los próximos líderes de la matemática española". La propia RSME se refiere a ellos en estos abrumadores términos.
"No me lo esperaba en absoluto, es como si me hubiese tocado el Gordo", explica todavía sorprendida esta doctora en Matemáticas al referirse a esta distinción por la que compiten todos aquellos jóvenes matemáticos que hayan realizado su trabajo de investigación en alguna de las universidades o centros científicos nacionales. "Yo la solicité este año pero realmente sin esperar nada. Se trata de un premio muy difícil de conseguir por el elevado número de candidatos que concurre", explica esta investigadora isleña que en unas pocas semanas recibirá junto a otros seis compañeros este galardón.
Aunque el caso de Marina es de por sí excepcional entre los premiados ya que "el 80% de los premiados, tanto en esta edición como en las anteriores, trabaja en el extranjero". Así lo refiere esta profesora universitaria.
Murillo tiene claro que su futuro, mientras pueda elegir, seguirá en España. "Me siento una privilegiada por poder investigar aquí", reconoce. "Muchos de mis compañeros que hicieron el doctorado se han dedicado luego a la educación en los institutos o se han tenido que ir fuera para investigar", lamenta la joven. "Y está bien si uno se va porque le gusta, porque es lo que quiere. Pero en muchos casos los investigadores se van porque no tienen opciones de investigar aquí", apunta.
Desde luego, Marina no ha tenido que verse por ahora en esa tesitura. Eso sí, con carácter profesional, ha realizado estancias cortas en el extranjero. Por ejemplo, en Santiago de Chile, lugar al que sigue vinculada gracias a la codirección de una tesis doctoral. Pero también ha rechazado contratos de mayor duración que le han surgido en países como Bélgica o Portugal.
El Vicent Caselles no es el primer premio de prestigio que esta isleña consigue. En 2010 se hizo con el Premio Nacional al Rendimiento Académico que reconocía a Marina como la persona con el mejor expediente universitario que acababa la carrera ese año. Murillo estudió Matemáticas en la Universidad de Cádiz. "Al principio no tenía muy claro si quería dedicarme a la investigación", explica. Pero gracias a su brillante expediente obtuvo una beca de la Fundación BBVA que le permitió cursar un máster en investigación matemática en Valencia.
Allí mismo, en la Universidad Politécnica de Valencia realizó luego su doctorado relacionado con la rama teórica de las matemáticas. Desde que acabó, obviamente con una calificación de sobresaliente, esta isleña no ha parado de trabajar. En septiembre de ese mismo año consiguió el contrato posdoctoral Severo Ochoa en el Centro Vasco de Matemáticas Aplicadas, de reconocido prestigio. Tuvo que rechazar ese contrato a los nueve meses de haber comenzado -pese a que el periodo de trabajo era de dos años- porque llamó a su puerta otra oportunidad que no podía rechazar.
"En julio del año pasado conseguí la plaza de profesora en la Universidad Jaume I, aunque no me esperaba conseguirlo tan pronto", explica Murillo aún emocionada de poder haber vuelto a la universidad como docente. Allí, en Castellón, es la más joven del departamento de Matemáticas en el que se encuentra.
"Una de las cosas buenas que tiene trabajar en la universidad es que cuando te bloqueas con la investigación puedes cambiar de asunto con las clases", reconoce la joven. Y apunta: "La investigación puede resultar muy frustrante cuando no salen las cosas". La enseñanza en la Universidad permite contactar con las nuevas generaciones que en pocos años saldrán a un mercado laboral que sigue siendo incierto en muchos casos. "Es cierto que hasta ahora no se ha valorado mucho la investigación", explica Marina. "Aunque desde hace un tiempo se están empezando a mover las cosas y a haber más oportunidades".
A pesar de esas oportunidades en investigación que comienzan a aparecer en el orizonte es importante que los futuros egresados tengan en cuenta que "la investigación es algo muy vocacional", sentencia Murillo "si es algo que de verdad te gusta y te atrae es algo que se puede hacer y si es necesario uno se mueve a donde haga falta".
En los próximos días Marina volverá a las aulas de la Jaume I. "Me gustaría venirme a Cádiz pero soy consciente de que eso no es posible", se lamenta esta joven matemática, que aun así está emocionada por volver a las aulas y a sus investigaciones que probablemente en no mucho tiempo vuelvan a seguir aumentando el palmarés sin límites de Marina Murillo, que ya ha demostrado ser algo más que una promesa en su campo.
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