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San Fernando

Un Feria habituada a la seguridad

  • Policía Local y Protección Civil hablan del dispositivo de seguridad que se depliega en el recinto de La Magdalena durante las fiestas y su trabajo previo

Un agente de Policía vigila el tráfico ante la portada de Feria.

Un agente de Policía vigila el tráfico ante la portada de Feria.

Agentes de Policía Local pasean por el recinto ferial, controlan que no haya incidentes. También hay policías nacionales para reforzar esa imagen de seguridad. Los voluntarios de Protección Civil dan vueltas por La Magdalena atentos a asistir a los ciudadanos que lo necesiten. Puede que requieran de los servicios sanitarios contratados. El retén de bomberos, con el vehículo correspondiente, aguarda por si hiciera falta su intervención. Ocurre lo mismo con el personal de Vías y Obras y del servicio eléctrico. Fuera los policías locales están pendientes del cordón de seguridad que contempla el corte de la circulación.

"Casi todo es la coordinación", señala el subinspector Pablo Cumbreras, jefe de Operativo (responsable también de Policía de Barrio). Miguel Téllez, jefe de Protección Civil, recuerda que previamente se planea el dispositivo de Feria con Policía Nacional, Policía Autonómica y Guardia Civil, además de Bomberos, que colabora estrechamente. De Protección Civil son 25 personas, entre efectivos, un encargado y un jefe. Policía Local tiene 20 agentes, más dos oficiales, un subinspector encargado a diario y un jefe de operativo pendiente de la feria a día completo. A eso se añade el turno propio de servicio. "Es mucho trabajo y la plantilla al ser corta tiene que doblar o triplicar turno", detalla Cumbreras. "La gente ve mucha Policía pero es porque nos multiplicamos", destaca.

Su misión es doble en la Feria o triple si se tienen en cuenta los preparativos previos o que están pendientes del recinto ferial aún cuando no hay actividad en La Magdalena. En el exterior el personal se encarga de crear un cordón de seguridad, de manera que se interrrumpe la circulación en la avenida paralela al ferial y se canalizan los vehículos que transitan hacia las bolsas de aparcamiento. En esa labor de fuera se incluye el servicio de grúa pendiente de retirar los vehículos que están mal estacionados: no hay que olvidar que en la avenida San Juan Bosco el aparcamiento está condicionado. Incluso se atiende a los vecinos, ya desde antes, como los de la zona conocida como los Pitufos, con los que se tiene antes del inicio de Feria una reunión. "Sobre todo de las viviendas que están más pegadas, donde se valla para evitar el acercamiento de feriantes o visitantes que optan por no ir a los sanitarios acondicionados", expone. No pueden evitar el sonido que llega a estas casas pero procuran que no ensuciene incluso acotar una zona de estacionamiento a la que solo los vecinos puedan acceder. "Intervenimos si es necesario", aclara.

Impedir la venta de alcohol hacia el exterior de los locales cercanos también es otra de sus misiones cuando pasa las diez de la noche, y sólo pueden vender en el caso de la hostelería para el consumo en sus establecimientos o terrazas. Ya antes han comprobado que ninguno de estos negocios ha instalado una barra, para lo que no están autorizados.

En el interior del recinto la Policía Local se ocupa de otras muchas tareas. Debe comprobar que los puestos de comida no ponen más mesas y sillas de las que tienen permitidas. Contra la venta ambulante trabaja el Grupo Lima, cuyos agentes van de paisano. Persiguen la venta de flores, de artículos infantiles pero sobre todo de tabaco, en lo que ayuda a veces Vigilancia Aduanera y Guardia Civil. "Estamos pendientes de que se cumplan las licencias", prosigue Pablo Cumbrerass, que pone ejemplos. "Algunas veces te encuentras una máquina de bolas o de refrescos que no está autorizada y tienes que actuar para que se retire", cuenta. "Está el feriante que pone sin licencia una máquina del puño en el recinto y tienes que buscar de quién es", añade. Que no haya enganches a la red eléctrica ilegales es otra cuestiones de la que están pendientes para que no se produzca, entre otras cosas, una sobrecarga.

El cumplimiento de los horarios, y por tanto el desalojo de las casetas y del recinto a partir de las cinco de la tarde, es otra cuestión que tienen encomendada. "Vamos a las casetas, recordamos que tienen que apagar y les damos media hora para que desalojen", explica. Antes era un momento tenso, reconoce el también jefe de Policía de Barrio. Era, puntualiza, un caos por el tema del transporte, lo que conllevaba que para ese momento se desarrollara un dispositivo especial. "Teníamos que acompañar hasta las paradas a los desalojados de la Feria, se montaban unas colas larguísimas y siempre había problemas. Siempre había que lidiar con gente por los efectos del alcohol o de sustancias estupefacientes", rememora. Por suerte, con la mejora del servicio de transporte -tanto urbano con las tres líneas que llegan a distintas zonas de la ciudad y el interurbano para Cádiz y Chiclana- es todo más fácil, reconoce. Ayuda además a su juicio la ubicación de la Feria, que sea en un extremo de la ciudad, con buena comunicación y facilidad de entrada y de salida.

Tampoco en el tema de seguridad la Feria es lo que era. "Hace 28 años cuando yo empecé era raro que no hubiera detenciones por reyertas de envergadura. Ahora lo normal es que no se produzcan incidentes grandes: no hace falta ni el auxilio de Policía Nacional, aunque los fines de semana incluso esté el refuerzo de la Unidad de Protección Rápida", dice Cumbreras en referencia a los antidisturbios.

Lo que se producen son conatos de reyerta, pequeñas peleas, que cuando llegan los agentes en muchos casos ya se han dispersado. El miércoles fue un día apacible; el jueves hubo un conato de reyerta, se actuó contra la venta ambulante, se contabilizaron dos menores con intoxicación etílica y hubo un detenido por sustracción de dos móviles y una cartera. Son datos mínimos. "La Feria del Carmen es muy tranquila, muy segura, cada vez lo es más", considera este responsable de Policía Local, porque no es lo habitual en los últimos años encontrarse con sucesos extraordinarios que empañen esa calma. Ese momento de lidiar con visitantes agresivos por el alcohol o las drogas se da en situaciones concretas, a partir de las tres o cuatro de la mañana, y normalmente en las casetas de marcha. "A veces nos requieren porque se vulnera el derecho de admisión y comprobamos por qué no se permite la entrada a la persona, que puede que tenga una actitud violenta. La solución es poner una hoja de reclamación", desgrana sobre una de los escenarios en los que tienen que intervenir. La avería de una atracción o el incumplimiento del aforo de una caseta son otros.

De todas estas cuestiones están atentos los voluntarios y el personal de Protección Civil, que realiza rondas continuas por La Magdalena para avisar de cualquier incidencia a los servicios correspondientes. "A policía si hay una pelea, a los servicios eléctricos si se observan chispas en algún cuadro eléctrico, a bomberos si hay algún peligro de incendio, a los sanitarios cuando hay una persona herida, ebria o indispuesta...", enumera el jefe de Protección Civil. El módulo donde tienen su central se ubicen la calle Rafael Ortega, donde también se emplaza Bomberos. Allí disponen del botiquín, contratado junto a personal sanitario para esas atenciones, y se encuentra una ambulancia de soporte vital avanzado. Hay dos más: una de soporte vital básico y la de Protección Civil, que se queda junto al puesto de Policía Local, detalla Miguel Téllez sobre el material de este servicio, que también se encarga de los avisos por niños perdidos y que controla que las vías de evacuación estén despejadas, tanto para la salidamasiva de personas si fuera necesario como para la entrada de vehículos de emergencia.

Pablo Cumbreras resalta su trabajo: "Están toda la noche, acompañan a las personas que se encuentran ebrias por el recinto, esperan que llegue el médico". El Día de la Mujer, única jornada de día de estas fiesta, también están activos en todo momento. "El domingo con la competición ecuestre también abrimos el botiquín y estamos en el recinto por si hubiera alguna incidencia", apunta el responsable de Protección Civil, que establece un dispositivo especial cuando llega el día del Carmen. Sus voluntarios se apostan por todo el paseo marítimo pendientes de la procesión marítima, que está acompañada por una de sus embarcaciones. En ese sentido, Policía Local también manda agentes eal muelle de Gallineras y a La Magdalena, además de a la salida procesional por la ciudad de la Virgen del Carmen Coronada.

En ambos casos, Policía Local y Protección Civil, también están coordinador con Bomberos que tiene un retén fijo en la Feria estos días -aunque los sindicatos ya advirtieron de que era muy reducido-. Su misión, además de estar atentos a posibles incendios que requieran su presencia, es supervisar que en el recinto se cumplen las medidas de seguridad antiincendio, empezando por las casetas y los materiales ignífugos.

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