recuperación del patrimonio | San romualdo, pendiente de un contencioso

El Castillo mantiene cerrada la planta alta por un fallo de la obra

  • La deficiente colocación de la solería impide el acceso a la planta superior por motivos de seguridad El problema aguarda a un largo proceso de reclamaciones a la adjudicataria

No se trata, como dice el dicho popular, de empezar la casa por el tejado sino más bien de terminarla sin él. Es lo que ocurre en el Castillo de San Romualdo tras más de diez años de obras y una inversión de varios millones de euros. La deficiente colocación de la solería que se llevó a cabo en su día mantiene obligatoriamente cerrada toda la planta superior del histórico inmueble e impide -por ahora- el acceso a algunos de los lugares más interesantes de la fortaleza.

El recorrido por este destacado inmueble de La Isla, ahora cuando el Museo Histórico Municipal abra sus puertas en próximas fechas, tendrá necesariamente que restringirse todavía a la planta baja: el patio, la antigua capilla donde se celebran las bodas civiles y algunas actividades municipales -todavía pocas- y el itinerario por el que se repartirán las distintas piezas museísticas que antes se encontraban en el edificio de la calle Real (al que ahora se trasladará Alcaldía-Presidencia, la Oficina de Atención al Ciudadano, los despachos de los grupos y otros servicios municipales).

Tendrá que ser así al menos durante un tiempo ya que la parte de arriba del Castillo seguirá cerrada al público, lo que impedirá a aquellos que se acerquen a este singular edificio no solo que puedan disfrutar de las vistas y del paisaje de La Isla que se aprecia desde esta amplia azotea sino también acceder a las torres y recrearse con algunas de las partes más interesantes de la rehabilitación. De hecho, desde el interior de una de las torres se puede incluso contemplar una antigua bóveda de grandes dimensiones coronada por una serie de merlones. Durante los trabajos que se llevaron a cabo se adecuó incluso una especie de mirador para que los visitantes pudieran divisar en alto los vestigios históricos de esta estructura al terminar su recorrido por el Castillo y conocer así un poco más de su peculiar historia.

Pero por ahora no se puede llegar hasta allí. Al menos, no sin correr ciertos riesgos. El penoso estado de la solería colocada sobre pivotes -a modo de sobresuelo, que es la solución técnica que se ideó en su momento- complica demasiado el acceso. Y evidentemente desaconseja la apertura de esta zona al público para prevenir un más que posible accidente dado el estado que presenta.

Pero que nadie se alarme: no se va a caer el techo del Castillo. No hay daños en la estructura ni nada por el estilo. Es simplemente que ese sobresuelo que se puso no está bien colocado y, a todas luces, no está preparado para registrar una afluencia más o menos constante de visitas como la que puede esperarse de este destacado monumento. De hecho, hay zonas en las que este pavimento ha cedido por completo a pesar de que este espacio nunca jamás ha llegado a abrirse al público y, por tanto, apenas ha sido transitado. Así que el único remedio que queda mientras no se arregla esta situación es mantener cerrada toda la planta superior. Y así lleva ya varios años. Porque el problema no es de ahora. Este sobresuelo pivotado fue colocado durante la fase de las obras que terminaron en 2011. Y ha dado problemas prácticamente desde entonces.

La solución puede parecer fácil: se retira ese suelo y se pone otro en condicones o se apuesta por otro sistema más eficaz. Pero no es tan sencillo porque en medio hay un largo proceso de reclamaciones a la empresa adjudicataria que colocó estos suelos pivotados -primero por la vía administrativa y luego por la judicial- que está pendiente de un contencioso-administrativo interpuesto por el Ayuntamiento. Aunque el conflicto aguarda ya tan solo su resolución, que presumiblemente no tardará mucho más tiempo en llegar.

En este contencioso, que se remonta al año 2014 -tras fracasar las reclamaciones por la vía administrativa que se entablaron en un primer momento- el Ayuntamiento isleño alega la incorrecta colocación de los suelos pivotados en la azotea del Castillo y alude a deficiencias en la ejecución material de la obra. También sostiene que en los trabajos ni se utilizó el material ni se siguió la solución constructiva que venía en el proyecto.

Lo que desde el Consistorio se pide a la adjudicataria es que asuma las reparaciones necesarias para que esta planta del Castillo pueda contar con un pavimento transitable y seguro que además sea acorde con las características del edificio histórico, tal y como se contemplaba en la redacción del proyecto de rehabilitación. De lo contrario, solicita a la empresa que aporte la cuantía correspondiente: un total de 131.792 euros.

Que el Castillo -que lleva diez años de obras y en el que se han invertido en torno a cinco millones y medio de euros en distintas fases- mantenga cerrada la azotea durante años por esta cantidad no deja de resultar llamativo, si bien es cierto que tampoco puede reprocharse al Ayuntamiento que exija a la empresa adjudicataria por todos los medios a su alcance que subsane lo que considera que son deficiencias de una obra pública o que cumpla con aquellas cuestiones que cree que no se ajustan al proyecto.

Además, el Castillo de San Romualdo, salvo el breve paréntesis de tres meses que precedió a las elecciones municipales de 2015, no ha estado jamás abierto al público. Y en ese intervalo, evidentemente, se descartó también la posibilidad de abrir la planta superior.

Todavía ahora que la antigua fortaleza isleña -tras una última fase de obras para asegurar su puesta en uso- está siendo usada para la celebración de determinados actos culturales y municipales, la azotea sigue cerrada, a la espera de que el conflicto con la adjudicataria que mantiene el Ayuntamiento llegue a su término.

Claro que la próxima apertura del Museo Histórico Municipal en estas instalaciones cambia por completo la perspectiva. Porque lo que se pretende, claro está, es que el Castillo pueda ser visitado en su totalidad, que el recorrido incluya la planta alta para disfrutar de las vistas, acceder a las torres, contemplar las antiguas bóvedas... Incluso para hacer uso de la azotea para determinadas actividades.

La propia alcaldesa, Patricia Cavada, habla en estos mismos términos del enorme potencial que tiene este espacio de San Romualdo que hasta ahora no puede ser utilizado y con el que el Museo se revalorizaría todavía más en este histórico marco. Para eso, no obstante, hay que zanjar por completo antes el problema de los suelos. El proceso se encuentra ya en su recta final, así que el gobierno municipal se muestra confiado ante una pronta reutilización de la planta. Aunque mientras ésta no llega, el Castillo seguirá estando a medias.

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