Empieza el desalojo de los coches afectados por el incendio del Edificio Miramar en el Río San Pedro

El vaciado del garaje permitirá la obra para volver a dotar a las viviendas de agua, gas y saneamientos, y que vuelvan a ser habitables

Desalojan de madrugada un edificio con más de cien viviendas en el Río San Pedro por un incendio en el garaje

Retiran los coches incendiados en el garaje del Edificio Miramar del Río San Pedro / Cristóbal Perdigones

Los vecinos del Edificio Miramar del Río San Pedro en Puerto Real, que el pasado 20 de noviembre sufrió un devastador incendio en su garaje y que provoco que 124 familias fuesen desalojadas de él, han vivido hoy, dos semanas después de aquella catástrofe, una jornada tan esperada como temida. A primera hora de la mañana han comenzado los trabajos para sacar del garaje el más de medio centenar de coches y motos que lo ocupaban cuando ardió.

Se trata de un momento clave para los residentes en el edificio por distintas razones. Una de ellas es para acabar con la incertidumbre de los propietarios de los vehículos. Pero el trabajo para desalojar el garaje no está siendo sencillo. Y es que a la gran cantidad de coches y motos que había en él en el momento del edificio, hay que sumar las dimensiones del acceso al garaje, que no permite la entrada de una grúa. Por lo tanto, la maniobra suponía que cada vehículo tenía que ser montado sobre patines y remolcado por un pequeño tractor hasta el exterior, donde ya se hacía cargo la grúa.

Ese trabajo se hacía con los coches menos afectados, los que estaban aparcados en la zona opuesta al lugar donde se originó el incendio. En la zona del origen del fuego es más complicado, ya que hay vehículos totalmente calcinados de los que apenas queda el chasis.

Uno de los primeros coches en salir fue el de Juan Carlos García. “No había visto el coche hasta hoy y me he quedado más tranquilo”, decía el vecino mientras se remolcaba su vehículo. “Está lleno de hollín y espero que los daños sean menores, que solo haya que cambiar gomas o correas, pero parece que está entero y me tengo que considerar agraciado pese a todo”, añadía.

Mientras los trabajos se realizaban de forma lenta, decenas de vecinos se arremolinaban en uno de los accesos al garaje y cruzaban los dedos. Con cierta desesperación, por la lentitud de las maniobras en una calle en la que hasta siete grúas esperaban en fila.

A la espera de poder volver a casa

Además de saber cómo de afectados están los coches y comenzar a tramitar los seguros, la principal urgencia es que desalojar el garaje es el paso previo a la necesaria obra que precisa el edificio para recuperar el saneamiento y el suministro básico de agua y gas. Eso permitirá que la mayoría de viviendas vuelvan a ser habitables, y que los vecinos puedan regresar a casa una vez finalizada la obra.

También supondrá un paso importante para las tres viviendas que siguen cerradas desde la noche del incendio. Son los bajos más afectados, cuyos suelos deberán de ser apuntalados desde el garaje, para evaluar los daños de forma pormenorizada. Para ello también es necesario despejar el garaje.

Mientras eso ocurre, la situación está siendo complicada para las familias, que están teniendo que lidiar con los seguros de sus viviendas para que les den alternativas habitacionales mientras tanto.

“Hay personas a las que ya se les han agotado las coberturas de sus seguros y han tenido que regresar porque no tienen medios para mantenerse fuera de casa”, recordaba Juan Carlos García. Otras, como es el caso de la familia de María Corbacho, nunca llegaron a abandonarlo. “Quienes tenemos mascotas hemos tenido muy complicado encontrar sitios para alojarnos, y nos hemos quedado en casa como hemos podido, con la ayuda de amigos y familiares para las duchas porque no podemos usarla”.

Cada familia tiene sus propias historias. Y es que se han dado circunstancias muy distintas en cada una de las 124 viviendas. “Es verdad que la comunidad y el seguro comunitario han cubierto a muchísimas familias, pero sigue habiendo carencias porque es necesario que las compañías de seguros faciliten el acceso a las prestaciones contratadas, porque está siendo una odisea”, lamentaba un vecino.

A la pregunta de cuándo podrán regresar a sus casas todo el mundo se encoge de hombros. “No sabemos fechas porque todo depende de la retirada de los coches, de la obra posterior y cada paso lleva un proceso que no sabemos cuánto va a durar”, decían con resignación.

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