El salón de los espejos
Stella Benot
La Transición andaluza
Cuándo se jodió España, Zabalita? Pues el día que la política se tomó como una profesión en lugar de un compromiso ético con las ideas propias, ese día en el que aquellos que no tenían oficio o el que tenían era de baja remuneración o de ejercicio penoso vieron que en la política era mucho más fácil. Porque se ganaba más, se trabajaba menos, tenías todo tipo de prebendas (móvil, secretaria, coche oficial), si le hacías la pelota a los jefes y sabías conspirar podías aspirar a vivir de la política toda la vida aunque no supieras hacer la o con un canuto, aunque te sacaras un doctorado con dinero público y tu mejor trabajo hubiera sido portero de discoteca, servir copas en un bar, ser cajera en Unicaja y otros empleos del mismo nivel de excelencia. Una vez establecido el paradigma de que la política es un trabajo como otro cualquiera, hay que aplicarle las ventajas sociales obtenidas a lo largo de años para los trabajadores, en este caso incluso mucho mejores que para el resto: pensiones generosas, complementos de pensiones, cesantías, vacaciones, bajas maternales y parentales, se escaquean cuando quieren... solo les faltan los días de libre disposición. Martínez Almeida se pasea por Sotogrande con una baja paternal, Kichi se la cogió también como no podía ser menos, estos días están por la provincia María Jesús Montero en Costa Ballena igual que Grande-Marlaska, en El Palmar está Sara Aegesen, y ninguno ha tenido un momento para acercarse a Tarifa a ver cómo iban los incendios. Aparte del famoso Ventorro de Carlos Mazón mientras se ahogaban sus paisanos, Jorge Azcón de boda, Mañueco varios días en nuestra provincia mientras ardía su comunidad, Pedro Sánchez en La Mareta mientras arde España, Juanma Moreno en paradero desconocido, Óscar Puente de tuit en tuit mientras se paran los trenes y luego lo resuelve todo con una conferencia de prensa en mangas de camisa mientras el inefable Bolaños dice la pamplina de turno de que a ellos siempre les pillan los acontecimientos trabajando. Kichi se iba todos los días a las dos de la tarde y que no contaran con él hasta el día siguiente porque tenía que conciliar, según decía, lo que empujaba a todos sus concejales a hacer lo propio, quizás por eso dejaron tantos asuntos pendientes. Los Ángeles de Chano siempre se preocuparon de que no se supiese si Teófila o Bruno están unos días de asueto para forjar la leyenda al estilo de la lucecita del Pardo. Yo me alegro de que haya tantas mejores sociales, a mí me dieron tres días cuando nació mi hija y no he detectado el menor trauma, que se sepa.
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