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El Gobierno andaluz ya tiene hoja de ruta para soslayar lo antes posible el escándalo de los cribados de cáncer: ha tirado de su Manual de apariencia, la vía patricia. Vienen toneladas de fotos y palabras. Juan Manuel Moreno ha sacado varios conejos de su chistera de mago del márquetin, para difuminar su responsabilidad. Primero cambia el nombre a la Consejería de Salud, que sólo se llamó de Sanidad en la preautonomía, entre 1978 y 1982. Ahora la denomina de Sanidad, Presidencia y Emergencias. La primera emergencia de Andalucía es la mala gestión de la salud. La sanidad pública está al borde del colapso en España. No se ha recuperado de la dura austeridad y nula reposición de funcionarios que aplicó el Gobierno de Rajoy a partir de 2012.
El segundo truco del prestidigitador Moreno ha sido buscar un escudo humano. O lo que entre comediantes y toreros se llama sobresaliente. Pone al frente de Sanidad a su número dos y traslada a Antonio Sanz la responsabilidad del difuminado. El neófito dice que para resolver el fiasco de los cribados van a poner 100 millones de euros y 700 profesionales nuevos, que no explica de dónde van a salir. Tercer capítulo del Manual de apariencia: el consejero pide un debate sobre la situación del Departamento con él mismo, recién llegado, en vez de con el presidente como reclama la oposición desde hace dos años. A continuación, desde San Telmo Televisión se acusa a la oposición de no querer hablar del futuro de la sanidad, ni de la defensa del sistema público sanitario.
Y cuarto ardid: el presidente le encarga a su suplente que convoque una comisión gubernamental de expertos de Andalucía, España y la humanidad para trabajar “en un nuevo modelo de gestión más ágil, más eficiente, más flexible”, para que el nuevo gobierno que entre en 2026 lo tenga empezado. Como en el homenaje a la bandera del 4 de diciembre, el presidente excluye de manera elitista al Parlamento regional, que es donde se debería hacer ese examen. El Parlamento representa al pueblo andaluz, allí están todas las fuerzas políticas, que tienen el derecho y el deber de participar en esa comisión. Y además, es la primera institución de la Junta de Andalucía, que está formada [artículo 99.1 del Estatuto de Autonomía] “por el Parlamento de Andalucía, la Presidencia de la Junta y el Consejo de Gobierno”. Por este orden, señor presidente: Andalucía no es un ducado. Aunque a usted se lo parezca.
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