Lo que sobra y lo que falta

08 de julio 2025 - 03:04

Sobran las excusas y peticiones de perdón insuficientes de Pedro Sánchez. Los españoles nos merecemos algo más, o algo tan sencillo como la verdad clara. Algunos, muchos, no se creerán que el presidente no sabía nada del grave caso de corrupción que, según el juez instructor, encabezaba su mano derecha en el partido e incluso en su llegada al poder, Santos Cerdán. Otros, no sabemos cuántos tampoco, preferirán creer que el presidente en el que confiaban merece la presunción de inocencia y que, como manda la ley, no es esta la que debe demostrarse sino la culpabilidad.

Pero de momento no cabe ninguna duda de que si no es culpable, sí es totalmente responsable del ascenso al poder de Cerdán y Ábalos, y eso no puede sustanciarse con un mea culpa, sino que debe poner su futuro en manos de los españoles, ya sea con elecciones anticipadas o con una moción de confianza que demuestre que tiene el apoyo parlamentario para seguir gobernando, es decir gestionando, el futuro de España. Page tiene razón al reclamar una de estas dos salidas, aunque el presidente castellano manchego cometa deslealtad al augurar públicamente, sin mostrar pruebas, que muchos de sus compañeros acabarán en prisión.

Sobra también la actitud exaltada del PP llamando capo mafioso y dictador comunista al jefe del Gobierno. Naturalmente que tiene legitimidad para usar las palabras que quiera en la lucha política, pero su sinceridad queda muy en duda cuando provienen del mismo partido que sostiene en el poder autonómico a Carlos Mazón, desaparecido durante horas cuando sus paisanos se estaban ahogando por culpa de la Dana que no supo ver. No augura mejores horas para el sereno debate el nombramiento, por ejemplo, de Miguel Tellado al frente de la secretaría general popular, un hombre que es precisamente lo contrario de la mesura.

La derecha y la ultraderecha están de fiesta por esta situación política del país, que ha permitido eclipsar la buena marcha de la economía, o de la macroeconomía por lo menos. En cambio, las cosas no están para alegrarse, y mucho menos si paramos a considerar la cierta posibilidad de que los próximos gobernantes de este país pertenezcan a un partido que ha sido el único en la historia democrática española condenado por corrupción, y cuyos responsables de entonces aparecen ahora en su congreso presumiendo de limpieza. Un partido cuyo dirigente reelegido casi con el cien por cien de los votos acaba de declarar que nunca hablará con Bildu por ser heredero de ETA pero se niega al cordón sanitario con Vox, heredero y defensor claro de la dictadura franquista.

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