carta de manila

Carlos / Juan /

Una postal

31 de agosto 2011 - 01:00

YA ha disfrutado de todo lo que por aquí podíamos ofrecerle? ¡Estupendo! ¿Mañana jueves 1 de septiembre trabaja? ¡Perfecto! No, no estoy de broma, me alegra que aún tenga tiempo antes de salir del lugar en el que se encuentre de comprar el Diario y leer la correspondencia internacional y los asuntillos más locales y cercanos a la que ha sido estos días su casa. Yo le regalo en este espacio algo muy apropiado para el día de hoy: una postal. Para que comparta con alguien el recuerdo de haber estado aquí.

Empecemos por lo más difícil. Créame: es más elegante rascarse la cabeza que morder el bolígrafo. "¡Hola!". ¿Ve qué fácil? Venga, que ya hemos cogido más impulso que la reforma de la Constitución, que es de alta velocidad. "Este es el único sitio en el que se ha hablado de fútbol, el equipo de la ciudad juega en Segunda B. Creo que ha habido una huelga de futbolistas ¿no?". Es lo habitual entre escritores de postales, mencionar al principio lo más reciente.

"Me habían dicho que aquí la gente se apasiona con su equipo pero, lo mejor sin duda son las playas. ¡Qué pasada! Otro año tenemos que organizarnos otro viaje". Otro hábito estilístico común, el auto consuelo involucrando a otros. "¡Carnaval, tía!". Por fin algo de cosecha propia, bien. "¡Les he oído cantar y merece la pena venir aunque sea febrero!". Que sepa antes de partir que el Ayuntamiento le agradece ese comentario.

"Aquí se tiene que vivir muy bien aunque lo malo es que hay días que sopla mucho el viento y hace un calor horroroso, además el viento se lleva la arena de la playa". Ojú, ya saltó el levante en el reverso de la postal. "Pero cuando no sopla se está muy bien en la playa y hay muchas terrazas para comer". No me diga que pensaba que los gaditanos comemos como los japoneses, sentados en el suelo.

"Bueno, te dejo que tengo que echar la postal al buzón y hacer las maletas. ¡A ver si llega! Besos". No sólo eso, a ver si usted la ha escrito también con letra legible si no su incursión en la literatura veraniega no habrá servido de mucho. P.D. Buen viaje.

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