Los debates interesantes en España no son sobre el modelo territorial sino sobre si la tortilla es con cebolla o sin cebolla. Luego hay otros debates suplementarios: mixta, con pimiento, muy hecha o poco hecha. Parece que la línea de defensa de los imputados por la intoxicación del Grimaldi es sobre este último asunto y la fuente de autoridad es un programa de televisión dedicado a la cocina de los múltiples sobre el asunto que al parecer se emiten. Yo, lo siento, soy solo del Sálvame y, si acaso, de Las Campos. Cada uno tiene sus gustos, que cantaban Los Lacios. El caso es que no he visto nunca esos programas y no sé si fijan la doctrina española con respecto a las tortillas de papas. Tampoco sé si han establecido el canon hispánico en la tortilla poco hecha que, digámoslo pronto, a mí me da un poco de asco. Cuestión de gustos. Cada uno se defiende como puede y si los imputados en el caso piensan que gracias a la televisión se pueden salvar, pues perfecto. Yo me conformo con que no se extienda la costumbre de hacer tortillas de papas caldosas. Después del Caso Grimaldi,durante meses, en los bares no se atrevían ni a poner tortilla, quizás a sugerencia de LLORECA , que no se ha manifestado al respecto aunque todos estamos ansiosos por conocer la opinión de su eterno presidente.

El apellido Grimaldi fue siempre epítome de glamour: lo mismo en la corte monegasca que con una trenka. En el siglo pasado una generación entera tuvimos a Carolina Grimaldi como sex symbol. La generación siguiente era más de Estefanía, lo comprendo. La actual de Carlota Casiraghi y la anterior a la nuestra, de Grace Kelly. Todavía recuerdo a Moncho Alpuente, no sé si con Los del Río Kwai o con Desde Santurce a Bilbao Blues Band: "vamos toda la basca a la corte monegasca. Demasiado cheli para la hija de la Kelly". El pobre, como lo echamos de menos. Eran tiempos donde los niños de Grace Kelly monopolizaban las fantasías infantiles y las revistas del corazón. Como Alberto de Cádiz se ha ido a Sevilla ahora el apellido Grimaldi en la ciudad significa intoxicación en el carnaval. El tiempo pasa a una velocidad de vértigo. Antes la gente iba a Tere con la Tartana que hace los bocadillos como le da la gana. En algún momento alguien quiso fomentar la hostelería local y pasa lo que pasa. Desde la intoxicación en Las Palomas no ha habido una decepción más grande . Quizás el cierre de La Cepa, que ha dejado huérfana a mucha gente, sin un sitio donde ir a tomarse unos vinos con la seguridad de que no se va a intoxicar. Di María, pon orden.

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