Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Ussía siempre
Al consejero de Presidencia de la Junta de Andalucía, Antonio Sanz, como no tenía tareas suficientes, le han dado ahora la responsabilidad sobre la Sanidad. Ha cambiado el chaleco de emergencias que le gustaba usar, por el que le pusieron Chaquetilla, por la bata hospitalaria. Ahora le dicen el Doctor Batablanc, emulando al Comandante Lara, jerezano como él. Tiene la responsabilidad de enderezar la Consejería de Salud que los 7 años de Juanma Moreno la han dejado en precario y privatizada, encima con el marrón del fallo garrafal en el cribado del cáncer de mama, con el trato despiadado dispensado por los dirigentes del PP a las mujeres afectadas. Es tal el embrollo que Juanma no se atrevió a presentar su libro en Cádiz ante el temor de unas manifestaciones en la puerta del Teatro Cómico. Por si no tuviera suficiente, ahora se ha inventado un simulacro de maremoto en Cádiz, que de un tiempo a esta parte llaman tsunami. Está muy bien que haya planes de contingencia ante cualquier eventualidad, sea una inundación, un incendio, un vendaval, políticos corruptos, procesiones cada día, carnavaleros que cantan en cada esquina, cadistas desaforados y otras catástrofes por el estilo. Hacer un simulacro son ganas de molestar al personal sin que haga falta. Ya puestos, yo quiero que en nuestra inundación haya un Carlos Mazón. Por ejemplo, Juanma con una dama en algún reservado. Y como en Cádiz no hay Ventorro, lo único parecido es la Venta El Chato, si es que se llama así. Tiene un aparcamiento al que podría acompañar a la dama a que recogiese el coche y, por supuesto, una legión de políticos incompetentes a quienes les da lo mismo las víctimas, no hace falta que pase lista. Por supuesto en el simulacro debe haber una procesión de la Virgen de la Palma en cuyo cortejo debe participar la entusiasta muchachada de El Último Tramo al que se incorpore el yerno de Pepe el de la Gloria, a mayor abundamiento. Con un estandarte o con una imagen debe dar fin al simulacro y hacer como que para las aguas, para mayor gozo de los capillitas. Los espectadores podrán comer pipas echando las cáscaras al suelo de la calle de La Palma y todos los viñeros, que según parece son cientos de miles, aplaudirán arrobados. Ya no podrá participar Don Rafael, tras el maremoto provocado por esa denuncia anónima, que eso sí ha sido un tsunami. El jueves me subiré a la azotea a ver el panorama, para integrar la participación cívica en el evento. El Carnaval, que viene el Cascana como miembro de la brigada de limpieza de La Caleta, puede sacar una chirigota.
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