Que hable el mono

PARA ser sincera, desde que vi el nuevo vídeo promocional 'El Puerto de Santa María-Calidad Certificada' el cuerpo me pedía arremeter contra los que han dado vida a ese ridículo profesor que se pasea por tópicos y por nuestra ciudad sin enterarse de nada, perdiendo una oportunidad única y seguramente carísima de centrar la mirada en este rincón de una valiosa y rica provincia como es Cádiz, pero teniendo en la retina la celebración del Monkey Week lo que voy a hacer es presumir y que cada uno saque sus propias conclusiones sobre las excusas que tenemos y la forma de vendernos allende los mares.

Yo lo tengo claro, como poco mandaría al profesor y unos cuantos más a un internado una temporadita y sin billete de vuelta.

Vaya por delante que no he participado nunca del Monkey Week y que no soy ninguna entendida en música, pero no me hace falta para aplaudir y sentirme orgullosa de un evento que a la vista está es mucho más que un festival de música.

Mi sorpresa es mayúscula porque reconozco que andaba en la más absoluta de las ignorancias hasta que hace poco alguien me contó que se cruzaba cada año el mapa para asistir a este espectáculo que reúne a músicos, industria y público y que en apenas tres días mueve cifras impresionantes, siendo, además, un suceso urbano que enseña e interactúa con nuestra ciudad y sus supervivientes, utilizándola de escenario para ponerla en boca de todos, los melómanos y los que no lo son ni de lejos, como yo.

Felicito con toda vehemencia a los que se lo inventaron o consiguieron traerlo y mantenerlo para que este año y tras seis ediciones haya batido su propio récord. 'El mono', como algunos lo llaman coloquialmente y como acontecimiento es, para mí, el ejemplo de lo que hay que hay que hacer y sobre todo de cómo hay que hacerlo. He leído mucho sobre él y la conclusión, a pesar de algunas críticas razonables, es la misma, exitazo a todos los niveles y una excelente salud gracias al trabajo bien hecho y según mi opinión, a que sobrevive por encima de las tonterías de los políticos -seguramente porque permite que todos salgan en la foto- y la bien llevada conciliación entre lo público y lo privado.

No sé cómo lo verán ustedes pero yo en lugar de insinuar eventos y lugares con mayor o menor acierto del dibujante, presumiría abiertamente y en escenarios naturales sobre lo que de verdad certifica a una ciudad y provincia como la nuestra. Para mí, hasta hoy, nunca un mono habló más que un hombre.