Chiclana reciente

Joaquín / Muriano

La dieta de antes

19 de enero 2014 - 01:00

Estando en la cola de caja de un supermercado de esos, a los que ahora vamos todos, me di cuenta de cómo ha cambiado la cosa de hacer la compra y de que comemos diferente. No sé si mejor o peor, pero desde luego, no nos llevamos a la boca las mismas cosas que en los setenta y ochenta. Mientras pasaba por la caja, y pedía a la cajera un par de bolsas, por las que hay que pagar, como ustedes saben; comencé a llenarlas con otras bolsitas, que a su vez tenían otros envoltorios dentro…

En fin, mucho envase y poco condumio. Muchas pamplinas, y casi ochenta euros… pero no llevaba para poner un buen potaje. Quizás yo no sepa comprar, puede ser; pero, ¿No es verdad que compramos diferente?, ¿No es verdad que nos hemos acostumbrado a muchos productos que antes ni existían?

En nuestra infancia no había colesterol, ni triglicéridos, ni alergias al gluten, ni a la lactosa… ni. contábamos calorías. No puedo imaginarme a mi abuela preocupada por tales asuntos. Lo que se comía entonces, era distinto, y probablemente hoy en día nuestra dieta de antes, sería tachada de insana, o por lo menos de desequilibrada.

Ahora, nos recomiendan las dietas escritas en un trozo de papel, en el que se ordenan los desayunos meriendas y cenas, normalmente, con el objetivo de perder peso. En las últimas décadas nos hemos vuelto todos dietistas de nosotros mismos. Pero eso no estaba tan generalizado en los ochenta, y mucho menos antes. ¿Cómo quedaría una dieta de las de antes, escrita del modo actual?, ¿Cómo comíamos antes?...

Dieta de antes:

Desayuno

- Un buen baso de café bebido, cargaíto y recién molido, con el molinillo de manivela, que es como está bueno. Mientras lo bebe, debe usted notar la diferencia, y recordar lo malamente que sabía la achicoria de su infancia.

- Una buena rebanada de "pan de pan" tostado en la carmela, untado generosamente con manteca colorá con sus asientos y todo, según su preferencia. No se recomienda rebañar demasiado la manteca sobre el pan, siendo al contrario conveniente formar olitas de manteca con punta del cuchillo. No olvide usar el canto de la rebanada para limpiar el cuchillo. Se recomienda, de vez en cuando, probar la misma receta con un poco de azúcar por encima..

Media mañana

- Si tienes hambre, manteca y pan, puedes repetir la operación anterior.

- O en su defecto, puede usted compartir un café con las vecinas, y pasar media horita de agradable conversación mientras se prueban los rosquetes de una, o las tortas de otra. Es buen momento para decidir qué poner para el almuerzo.

Almuerzo

-Primer plato: Potaje, de garbanzos de habichuelas o berza elaborado en olla esprés. Es imprescindible que el pitorro lleve un par de horitas estimulando su apetito con ese silbido, que parece que te llama. (Puede sustituirse el aceite de oliva y el pimentón, por una buena cucharada de manteca colorá, que la tinaja es grande).

-Segundo plato: Una gran fuente de pringá en el centro de la mesa, y una telera de medio kilo de pan de pan. Cada comensal irá cogiendo hasta su completa satisfacción. Es importante aplicar correctamente la técnica del sopón, mediante la cual, el mismo trozo de pan es a la vez, tenedor, cuchara y rico acompañamiento. Utilice el pan para golpear el tocino de la papada verticalmente, y ayúdese con su dedo gordo, para coger el alimento a modo de pinza…

- Postre: La abuela ha hecho arroz con leche. Venía sobrando, porque el lechero deja dos litros todos los días... Ahora te arrepientes de haber comido demasiada pringá y no haber dejado sitio para el postre. En cualquier caso, haces un esfuerzo y te comes más de medio planto.

Merienda: Te acuerdas del arroz con leche que sobró.

-Si no tomaste el café con las vecinas, y probaste la pastelería casera de cada una de ellas, es el momento de hacer la convocatoria.

-Si no hay cuorum, o no hay reunión, un bocadillo de atún mismo: A más de medio chusquito de pan se le quita con un cuchillo una buena cuña de la miga, dejando un hueco en la pieza, que se utilizará a modo de cuenco. Se vierte una lata de atún entera, con aceite y todo, en el hueco. Se tapa el hueco con el trozo de pan. Aunque no cabe, porque su sitio lo ocupa ahora el atún, se recomienda apretar un poco, aun a riesgo de que puedan producirse algunos chorreones de aceite.

Cena

-. Un tortillón de patatas de ocho huevos para los adultos. (crudita por dentro)

-Para los niños pequeños, un huevo pasado por agua. La abuela además, se ha preparado un platito de poleá de maicena con azúcar. Al niño se le antoja. Y a mi también.

En la dieta de entonces no había mucho envoltorio de papel brillante, se comían potajes y pucheros, y el filetito de ternera se reservaba para el que estaba malito. A los niños se les daba un candié, con su poquito de vino y todo, y en las casas había manteca colorá. Hoy nos cuidamos más en el comer, y nos medimos el colesterol, y nos preocupa nuestra salud, y eso es bueno. Pero, reconócelo. Hoy no porque es domingo, pero mañana te vas a comprar la mitad de un cuarto de manteca colorá con asientos. ¿A que sí?

Chiclanareciente.blogspot.com

stats