Notas al margen
David Fernández
Del cinismo de Sánchez a la torpeza de Feijóo
Cádiz lleva más de un siglo con la crisis del sector naval a las espaldas. Ha enviado a Madrid comisiones rogatorias, fuerzas vivas, alcaldes y parlamentarios. Se han hecho huelgas de todo tipo, manifestaciones, cortes de tráfico , asaltos a la vía del tren y a la sede del PSOE, se ha tenido la ciudad en pie de guerra en varias ocasiones desde la famosa del 78 que lanzaban macetas. Ha habido reconversiones como la del 84 con una lista de despidos publicada en este Diario. Ha habido premios a patada que terminaron en bares y videoclubs. Han cerrado empresas auxiliares, parte de los mejores operarios y proyectistas se han ido a Brasil o a otros países. Muchos son prejubilados o pensionistas. Quizás durante 15 o 20 años, entre la década de los 60 y la crisis del petróleo, se vivió la edad de oro de los astilleros y de ahí se conserva la imagen nostálgica que une la prosperidad de Cádiz al auge del sector naval. Pero eso se ha ido para no volver. Ya no habrá más destajo ni más cestas de regalo con las botaduras. Es posible que ni haya barcos con el apellido Cádiz, como el famoso Amocco que se hundió en Bretaña.
Recuerdo que durante mucho tiempo se decía que la crisis del sector naval español estaba motivada porque en Corea y China hacían los barcos más baratos (dumping ¿recuerdan?). No se me olvidará el difunto sindicalista de la glorieta disfrazado de chino. Ahora dicen que en realidad la competencia son los astilleros franceses y alemanes que, en teoría, tienen salarios más altos. Hay quien dice incluso que en El Ferrol se construyen los barcos mejor y más baratos.
Lo cierto es que no hay apenas encargos, contratos o proyectos, lo que ahora los cursis llaman carga de trabajo. Sea porque el coste de la mano de obra es elevado o sea porque la tecnología disponible no es de primer nivel, lo cierto es que el sector naval gaditano está en absoluta decadencia. Un contrato de mantenimiento de los cuatro destructores del Escudo Antimisiles es la mejor noticia en años, desde que se descartó continuar con el contrato de los Buques de Acción Marítima. Los gobiernos de diferente signo van trampeando, ganando tiempo, echando balones fuera para no afrontar el problema de raíz.
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