Análisis

José Antonio Hidalgo

De bruces con la realidad

24 de marzo 2016 - 01:00

EL alcalde José María González se topó ayer de bruces con la realidad de una ciudad cargada de problemas sociales y con un Ayuntamiento que no tiene capacidad económica ni de gestión para asumir la solución de todos ellos. Tras nueve meses en los que los errores de gestión se han intentando ocultar con denuncias de pinzas entre la oposición, herencias recibidas (aquí con bastante razón) y ataques interesados de la caverna, González se topó ayer con la dolorosa queja de una ciudadana que le trasladaba la dureza de su vida y la de los suyos; le reclamaba ayuda, soluciones, trabajo, vivienda, algo de comer. Pero, sobre todo, ella y quienes le acompañaban desde el público, le reclamaban que cumpliese todos sus compromisos en apoyo de los más desfavorecidos lanzados durante la campaña electoral y en su discurso de investidura como alcalde de Cádiz. Lo mismo pasó más tarde cuando otro colectivo que le exigía, a él y a todos los partidos, empleo. José María González se topó de lleno con la realidad porque uno de los suyos le dijo que ya basta. Una ciudadana que más allá de banderas y pendones (2.200 euros gastados en una absurda batalla, cuando no hay dinero para otras cuestiones más necesarias), más allá de penitencias cofrades o de palcos del Falla, lo que reclamaba era que su gobierno se interesase por los que más lo necesitan en la ciudad. Hace unos días, el representante de la Asociación de Derechos Humanos decía que para qué el cambio en el gobierno de la ciudad si al final, en cuestiones sociales, todo sigue igual. Una clara llamada de atención. González vio en el pleno ante todo el mundo, televisión en directo incluida, lo que hasta ahora había visto en la intimidad de la calle: que él es el alcalde y a él es a quien se dirige el pueblo cuando necesita justicia. A la espera de que adopte las medidas políticas y económicas que sí están en su mano para dar respuesta a estas demandas, hay que resaltar que al menos ayer el alcalde supo levantarse de su sillón de mando y atender a la ciudadana. Ella, sin duda lo habrá agradecido. Que no quede sólo en un gesto.

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