Por los bloques

Óscar Lobato

El asedio

24 de febrero 2010 - 01:00

LO de Pérez Reverte no es de este mundo. Antes, hace años, se extraviaba por el casco antiguo de Cádiz, como cualquier guiri. Hoy, ese fulano, Reverte, puede ir desde La Caleta a las Puertas de Tierra, atravesando por mitad del caserío y con los ojos vendados.

Si queda contigo, se las apaña para llegar al sitio un cuarto de hora antes. Luego, explica que atajó "tomando por allá y subiendo por acá, para doblar acullá, que es más rápido, como bien sabes" ¡Sí, hombre, ibas a saber tú eso¡ ¡Y un… marrajo! [Pez elasmobranquio de consumo culinario muy apreciado en el litoral gaditano, aclaro para quienes no sean de aquí].

Pero Reverte es ultraterreno. Un suponer, un día comentas que a la antigua torre de la vigía, aquí se la llama Torre Tavira, apellido del primer jefe de ese servicio. Meses después, pasas junto al actual Conservatorio y Arturo explica que el teniente de fragata Antonio Tavira subió sopocientas veces los escalones de la torre, la cual se alza en el lugar más elevado de la villa y a 45 metros sobre el nivel del mar (44 en Canarias).

Tú, claro, te barruntas lo peor. Sobre todo cuando Reverte, el canalla, refiere historias sobre inmuebles, paseos o rincones, por donde siempre transitaste y de los que, de pronto, descubres saber bien poco. Él no, él conoce hasta los nombres decimonónicos de las calles. E idéntico saber extiende a las geografías de la Bahía, donde sucedieron ciertos episodios.

Al fin, en octubre del pasado año, Reverte te pone bajo las narices el manuscrito original de El asedio y te deja pasmado. Eso no es una novela, es droga dura. Como poco, son diez obras de géneros bien distintos, contando a los personajes secundarios. Y si recrea, impecable, el asedio francés a Cádiz es porque resulta el escenario idóneo para pintar a unos seres humanos, sitiados por sus propias pasiones.

El próximo 5 de marzo, cuando Reverte presente su libro aquí, vengan preparados. Luego no digan que no les advertí.

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