Confabulario
Manuel Gregorio González
Retrocediendo
El catamarán
Aestas alturas, el PSOE de Cádiz no sabe quién será su candidato en las próximas elecciones. Es más. No quiere ni saberlo. Con unos sondeos propios que conceden a Teófila Martínez cerca de veinte concejales sobre veintisiete, quién va a querer prestarse a semejante vapuleo. Por eso llevamos meses que si Luis Pizarro, que si Bibiana Aído, que si Daniel Vázquez, que si Emilio Aragón, que si Federico Pérez Peralta, que si Rafael Barra o el propio Rafael Román, último mártir de la causa, a duras penas superviviente de la pira a la que somete la alcaldesa popular a quien osa plantarle cara. Pero ninguno de ellos goza de la simpatía plena de los gaditanos, al menos si se atiende a la encuesta que este Diario colgó hace unos días en su edición digital. A quien quieren los votantes como candidatos es a "otros", con un destacado 35% frente al 17% de Bibiana Aído y el 16% de Emilio Aragón. Bien. ¿Y quién es "otros"? Ah... Cuando la cosa está más bien difícil, esos "otros" pueden ser Superman, Spiderman, Batman, Leo Messi, Cristiano Ronaldo o Snoopy. Porque, por muchas vueltas que se le da al coco, no salen más nombres. Vistas así las cosas, no es de extrañar que el único nombre que siempre queda encima de la mesa sea el de Emilio Aragón "porque a él no le importa perder". Y, claro, con esa coletilla, el presunto candidato llegaría muy tocado a una batalla ya de por sí desigual. Que Emilio Aragón es un socialista conocido y hasta querido por los suyos en Cádiz (con lo que ello conlleva en un partido), no lo duda nadie. Que tiene todo el tiempo del mundo ahora, tampoco. Pero que sea el candidato perfecto, encierra ciertas dudas hasta en él mismo. El PSOE lleva tanto tiempo admitiendo, de muchas formas, que en Cádiz no tiene nada que hacer mientras siga Teófila, que pocos van a creer en su candidato/a. Y las luchas internas de los últimos meses y la situación actual del país no ayudan precisamente a crear mucho entusiasmo.
Sí, el PSOE de Cádiz tiene un problema. Porque a estas alturas no tener un candidato claro en una capital de provincia como Cádiz demuestra que no ha sido capaz, en tres lustros, de poner orden y generar la ilusión necesaria entre los suyos. Muy al contrario, abona diariamente las comidillas, los cotilleos y las quinielas entre militantes ilustres que dan la sensación de estar jugando al juego de las sillas para que los candidatos sean "los otros".
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