Efecto Moleskine

aNA SOFÍA / PÉREZ- / BUSTAMANTE

Susana y los viejos

LA historia de Susana y los viejos es una fábula moral que se recoge en la Biblia. Pero yo no entiendo el numerito que está montando Susana Díaz como si ella fuera una casta Susana acosada por los viejos del PP, que serían los responsables (dice) de que el resto de fuerzas políticas se hayan puesto de acuerdo para que ella, nuestra Esperanza Macarena, no tome posesión como presidenta de la Junta de Andalucía. Bueno, quizá estén detrás los viejos del PP (ellos siempre están), pero en este momento concreto los viejos que se agazapan tras ella son los que la entronizaron al frente de su partido. Sus propios viejos, vaya, que no quieren hacer mutis por el foro y siguen ahí, presionando para que ella haga el papel del buen fósil español: defendella y no enmendalla. A todo esto, el Gran Saurio pleistocénico, Felipe González, ha llegado a la charca andaluza para hacer esta interesante reflexión: que no es lo mismo robar para uno mismo (como los Blesa, Camps, Pujol y el sobrino Barberá) que convidar a los demás. No carece de razón don González, y aún tengo la impresión de que el largo reinado del PSOE en Andalucía ha servido para improvisar, a golpe de subsidio, el equivalente económico a una clase media-baja clientelar, indispensable para inventar democracias cortijeras.

Según Manuel Jiménez Barrios, las elecciones cuestan 11,8 millones de euros. Yo en su lugar, doña Susana, me cubría de gloria ahorrándomelos. Es tan fácil como pactar con Podemos y con Ciudadanos para que se abstengan en la votación de investidura. Porque a los andaluces y a las andaluzas nos apetece un pacto anticorrupción sin trampa ni cartón; nos apetece que se reduzcan los altos cargos de la Administración; nos apetece que la Junta deje de hacer negocios con los bancos que desahucian a los menesterosos; nos apetece que la presión fiscal deje de ser la más alta del Estado en la comunidad que peor gestiona los impuestos. Es más: a cuenta de esos 11,8 millones de euros los andaluces y las andaluzas no veríamos mal que quedara usted bien con un regalo simbólico de finiquito de empresa para sus viejos. Se me ocurre que un reloj. Un reloj andaluz. 'Andalucía, o'clock'. Es un eslogan bonito.

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