La vida cada día está más empalagosa. Nos salen los hitos por las orejas. Cada día que pasa hay más momentos únicos, días históricos , partidos del siglo y similares. El ditirambo elevado a la cotidianidad. El colmo lo alcanzó la añorada Leire Pajín el día en el que dijo que iba a haber una conjunción planetaria porque coincidirían Obama y Zapatero como líderes de América y Europa. Como todo puede empeorar la cosa terminó con las hijas de Zapatero disfrazadas haciéndose una foto con el Presidente de los EEUU. El caso es que el otro día el delegado del Gobierno de Andalucía en Cádiz, Fernando López Gil, tampoco se cortó un pelo(perdón) y al estilo de un locutor deportivo sin imaginación o una dirigente socialista sin formación dijo que el tranvía de la Bahía iba a ser un referente nacional.
Lo raro es que nadie se pusiese a reír. Como todo es susceptible de empeorar, ya digo, luego se equivocó, dice él, y anunció la puesta en marcha del tranvía para otoño de 2018, aunque rectificó horas después con la tradicional excusa de que había sido una mala interpretación seguida, con cruel rigor, por todos los periodistas presentes.
El infierno está empedrado de buenas intenciones, según dicen quienes lo han visto. Desde que se puso en marcha el proyecto de tranvía metropolitano han pasado 12 años. Cuatro alcaldes de San Fernando, dos de Chiclana, cuatro delegados del Gobierno, cinco delegados provinciales de Fomento de dos partidos distintos. La idea era excelente, faltaría más. El caso es que comenzó sin acuerdo con ADIF para usar el canal ferroviario entre San Fernando y Cádiz, sin la subestación eléctrica a la entrada de San Fernando, sin acuerdo con RENFE para la gestión del servicio y con agrios debates en La Isla y Chiclana, entre otros problemas, como bien apuntó en su día Roger Senserrich en Politikon. Mientras en Cádiz, tontos de nosotros, discutíamos si podría llegar a la plaza de España o tenía que quedarse en la de Sevilla, si cabía por debajo del arco de la muralla de San Carlos o era demasiado grande. Incluso se hablaba de un anillo tranviario hasta Puerto Real, lo que llevó a ampliar el Puente de la Constitución con una plataforma nueva al objeto de ofrecer espacio al nuevo servicio, lo que encareció el proyecto y retrasó su ejecución. Un dechado de buena gestión, como pueden ustedes observar. Por eso no está claro si lo que dijo López Gil era una broma tipo cuarteto del Gago o se lo cree de verdad, que todo puede pasar. Eso es peor que el supuesto lapsus.
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