Me encantan los desfiles de modelos, sobre todo los de pamelas (no confundir con las palmeras de coco y huevo que son otra cosa). Me quedo ensimismado cuando veo a los perfectos y a las perfectas de cuerpo pasearse así como muy tiesos y con cara de no haber almorzao bien.

No comprendo esa cara de no haber almorzao bien, esa costumbre de llevar cara de guiso de coliflores, con lo bueno que es sonreír. Se ve que los maromos y maromas de fruncido perfecto son de comé poca pringá de la berza, porque cuando tú te come medio cundisito relleno de un arrejuntamiento de morcilla, chorizo, cabeza de lomo y tocino entreverao, la sonrisa sale sola, como florecen los chicharitos en los campos de Conil.

Pero yo no sé por qué en esos desfiles de modelos nunca aparecen las rebequitas. Porque se margina a la rebequita, sobre todo ahora que estamos en este momento de sí pero no, que se ha bautizado como Entretiempo. El entretiempo siempre ha sido el tiempo de las rebequitas, las que la gente lleva siempre por si hace relente.

Si te apetece miraté los mejores momentos de la pasarela Cibeles y no verás una rebequita ni en Cristian Dior, ni en Valentino, ni en Versace, ni en Agata Ruiz de la Prada… no hay manera.

La rebequita es como la papa frita pero en el mundo de la moda. Todo el mundo las quiere, pero nadie presume de ellas. Confiésate: ¿No has pedido muchas veces un bisté en un bar, sólo por comerte la fritá de papas que lo acompaña?… pues lo mismo pasa con las rebequitas. Tú te pones una camisa de mangas cortas, sabiendo que va a hacer frío, porque en el fondo quieres ponerte la rebequita.

La rebequita se está perdiendo, a la gente le gusta enseñar los tatuajes que lleva en los brazos y no quiere llevar rebequitas. Recuerdo que mi madre me hizo una vez una de punto que me la puse una tarde de Primavera y terminé aquel día con un complejo de pollo asao del Corralón de grandes dimensiones.

La rebequita azul marino, finita, de cuello triangular era una prenda igualitaria de la sociedad, lo mismo la llevaba una monja, que una enfermera, tu padre debajo de la chaqueta, que te la ponían para ir al colegio. No hay derecho a que las marginen en las pasarelas de modelos. Es necesario que la sociedad se movilice en defensa de las rebequitas, que se haga una campaña en las redes sociales… todo el mundo podría posar para las fotos de Facebook luciendo la suya… o un polito verde pistacho… siempre he querido tener un polito verde pistacho.

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